Perdiendo una Amiga
Siempre es difícil perder a una amiga, más complicado aún cuando no comprender la razón por la cual la estás perdiendo.
A veces callamos para evitarles a otros sufrimientos, otras veces no es que nos quedemos callados, simplemente pasamos por alto detalles que para nosotros son increibles pero para esa persona son importantes.
Hace varios meses atrás me llegó un comentario de una amiga de infancia. Sentí que el comentario estaba tan fuera de lugar que simplemente lo pasé por alto y nunca hice mayor escándalo ni se lo comenté a nadie porque pensé que hacer comentarios al respecto, sólo iba a agrandar un chisme que para mí, sinceramente, no tenía sentido.
Pero para la parte involucrada no fue así.
Muchos meses después me vi en la necesidad de contarle a la parte involucrada el secreto (o supuesto secreto) que me habían confiado.
Se enojó, gritó, lloró. Traté de hacerla entrar en razón en vano pero su ira, odio y resentimiento son tan grandes, que le fue más fácil cargar en mi contra toda su mala vibra.
Hace unos meses atrás yo habría llorado, implorado, suplicado, me habría arrastrado en el suelo pidiendo perdón, sintiéndome culpable, sintiéndome miserable por haber cometido tal acto criminal. Porque para mi amiga el que yo me haya quedado callada fue un acto casi criminal, clasificándolo de "desleal".
¿Qué más leal que haber seguido siendo su amiga a pesar de las habladurías? ¿Qué más leal que no cambiar mi actitud hacia ella?
Siento pena por lo que pasó ¿Arrepentida de no haber ido corriendo con el chisme? ¡Jamás! Sigo insistiendo y lo seguiré haciendo, que mi silencio fue una buena opción para no agrandar heridas antiguas, para proteger a mi amiga.
Pero ahora es tarde. No sé si recapacite algún día. Si lo hace... ya no estoy tan segura de querer devolverla a mi vida.
A veces callamos para evitarles a otros sufrimientos, otras veces no es que nos quedemos callados, simplemente pasamos por alto detalles que para nosotros son increibles pero para esa persona son importantes.
Hace varios meses atrás me llegó un comentario de una amiga de infancia. Sentí que el comentario estaba tan fuera de lugar que simplemente lo pasé por alto y nunca hice mayor escándalo ni se lo comenté a nadie porque pensé que hacer comentarios al respecto, sólo iba a agrandar un chisme que para mí, sinceramente, no tenía sentido.
Pero para la parte involucrada no fue así.
Muchos meses después me vi en la necesidad de contarle a la parte involucrada el secreto (o supuesto secreto) que me habían confiado.
Se enojó, gritó, lloró. Traté de hacerla entrar en razón en vano pero su ira, odio y resentimiento son tan grandes, que le fue más fácil cargar en mi contra toda su mala vibra.
Hace unos meses atrás yo habría llorado, implorado, suplicado, me habría arrastrado en el suelo pidiendo perdón, sintiéndome culpable, sintiéndome miserable por haber cometido tal acto criminal. Porque para mi amiga el que yo me haya quedado callada fue un acto casi criminal, clasificándolo de "desleal".
¿Qué más leal que haber seguido siendo su amiga a pesar de las habladurías? ¿Qué más leal que no cambiar mi actitud hacia ella?
Siento pena por lo que pasó ¿Arrepentida de no haber ido corriendo con el chisme? ¡Jamás! Sigo insistiendo y lo seguiré haciendo, que mi silencio fue una buena opción para no agrandar heridas antiguas, para proteger a mi amiga.
Pero ahora es tarde. No sé si recapacite algún día. Si lo hace... ya no estoy tan segura de querer devolverla a mi vida.
Comentarios
Te "viste en la obligacion" de contarle (MESES despues)???? eso suena muy mal.
Suena como que vos y tu "amiga" deben tener alguna cuenta (mutuamente) no resuelta por otro tema.
Fue dos semanas después cuando quize hablarle que ella me tiró toda la caballería y terminé dándome cuenta que nada de lo que yo había expuesto esa noche había sido entendido.
La verdad? Hoy ya no me importa.