Observada
Hoy me siento observada. Yo soy una madrugadora empedernida, me encanta levantarme muy temprano, incluso más temprano de lo que a veces realmente necesito, es que eso de “A quien madruga…” me viene bien.
El salir tan temprano de casa hace que vea cosas dentro de la ciudad que nadie más ve. Esta mañana, por ejemplo, la ciudad amaneció más húmeda y con la temperatura más baja, lo que hace que todo se viera con un extraño color grisáceo no normal para esta época del año.
Ha habido mucha influencia de la costa sobre Santiago.
A la hora que salgo de casa andan pocos vehículos lo que me permite hacer lo que más me gusta: correr.
Si hubiese podido, me habría inscrito en la Federación Nacional de Automovilismo Profesional, pero mi mamá no quiso. De esa forma habría podido participar en las carreras de autos en las Vizcachas. Habría sido realmente feliz con eso.
En fin, mientras no me agarren los Pacos, todo bien.
Venía pensando en lo hermoso que es el río Mapocho a esta hora de la mañana, justo antes que salga el sol, cuando me encontré que justo en la esquina donde me estaciono había un choque. Y mi amigo Paco estaba furioso con el automovilista, había llegado ya una patrulla y al vehículo causante del choque lo estaban instalando en el mismo sector donde todas las mañanas me estaciono, saco mi maquillaje y luego escribo.
La patrulla de Carabineros se estacionó de tal forma que quedaron ambos paladines de la justicia viendo tranquilamente como me maquillaba y luego sacaba mi netbook y comenzaba a escribir. De pronto se acercaron con el conductor, lo subieron a la patrulla y se lo llevaron.
Mi primera impresión es que debe haber venido conduciendo bajo la influencia del alcohol.
Entonces me acordé que anoche en la Cena de Inocentes tomé más de la cuenta, eramos 5 y nos tomamos 3 botellas de pisco sour para rematar con una botella de sidra que trajo mi amiga Francis desde Punta Arenas.
Después de eso me subí al auto, se subió la Pame , la fui a dejar a casa y luego me fui a la mía.
Todo el camino pensando que si me detenían los Pacos, me iba pa’dentro sin derecho a pataleo porque el alcotest fijo que salía positivo.
Bien irresponsable me pongo a veces, pero juro que nunca más abuso del pisco sour. A menos que ande otra persona manejando o esté dispuesta a pagar un taxi.
¿Saben por qué a los Carabineros de Chile les dicen “Pacos”?
Cuenta una antigua historia, de la época de la Colonia en Chile, que cuando éramos dominados por los españoles, había una guardia que custodiaba las calles de lo que era en ese entonces Santiago. Había entre esos guardias uno que gustaba de recorrer la rivera del río Mapocho y que llevaba dulces a los niños que vivían en ella. Se llamaba Francisco y le decían amorosamente “Paco”
Cuando los niños lo veían venir gritaban “Ahí viene Paco!!” y el nombre, para bien o para mal, se mantiene hasta hoy.
No sé si la historia es real, sólo sé que la escuché hace muchos años a un historiador y la encontré tan linda que jamás se me olvidó.
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