Oportunidades

Cuando las cosas están por echarse a perder ocurrirá tarde o temprano, sin importar los esfuerzos que hagamos por salvar la situación, esta o se romperá o quedará coja.

Después de todos los problemas que tuve con Mr. Right, de tratar de salvar la situación, intentar hacer como que lo ocurrido no iba a pasar más allá de una anécdota, finalmente las cosas no mejoraron.

No sé qué se le pasó por la mente a él, realmente no sé si fue exceso de confianza en que me tenía muy seguro a su lado o que, pero sus requerimientos sobrepasaron lo que yo podía darle y lo que él sabía que yo estaba dispuesta a dar. No sé por qué lo hizo, por qué pidió cosas que ya habían sido conversadas y que sabía de antemano la respuesta.

Eso me llevó sin lugar a dudas a replantearme cuánto él me valoraba, me respetaba y me quería.

Hace muchos años atrás (bueno, ni tantos tampoco) tuve una pareja al que llamaba Claudio Saiko porque de vez en cuando me pedía cosas poco ortodoxas, extrañas para mi. Yo accedía porque pensaba que al darle en el gusto él me iba a querer más. Pero eso es una equivocación. Ni un hombre te va a querer más o menos por hacer algo que está fuera de lo que tu realmente quieres.

Pero en ese momento no lo sabía o no me daba cuenta de ello.

Ahora es distinto, ahora parto por respetarme yo antes que el resto y por esa misma razón no estoy dispuesta hacer nada que esté fuera de mis propios principios.

Y como le dije a Mr. Right, si no te gusta, búscate a otra que esté dispuesta a darte todo porque yo no estoy para ese tipo de juegos.

El desgraciado aún no responde, llevo una semana esperando respuesta y cobardemente no ha sido capaz de contestar.

La mezcla de rabia y pena que tengo es infinita, incluso he llegado a pensar que es mejor que ni se asome porque mis palabras son como cuchillos lanzados con fuerza cuando estoy así y puedo empeorar las cosas.

Sí, definitivamente me conoce lo suficiente como para saber que necesita estar lejos de mí hasta que se me pase la rabia porque sino lo va a empeorar.

Obvio que esto puede declinar en el final irremediable o, por el contrario, en el descubrimiento de sus propios sentimientos. A veces la distancia hace bien.

Mientras tanto esta distancia me ha dado la oportunidad de conversar con otras personas, de conocer otras realidades y compartir con gente que ni miraba. No sé si lo que insiste en decirme el Benjamín es verdad o no, pero él insiste en decir que afuera hay una larga fila de personas deseosas de conocerme y entablar algo más que una amistad conmigo, pero que yo estoy tan cerrada que no veo más allá de la punta de mi nariz.

Creo que eso es algo que le pasa a toda mujer, cuando está cegada, no ve las oportunidades que la vida le presenta.

A lo mejor esta es una oportunidad para que cambie mi vida y no debo negarme a ella.