De dolor en dolor
Hay semanas y semanas, algunas que las recordamos con cariño y otras que desearíamos no haber vivido.
Algo así me pasa a mi con la semana pasada.
Voy hacer un rápido resumen: partí cayéndome por las escaleras desde el primer piso al subterráneo, me llevaron a la Mutual de Seguridad por ser un accidente laboral. Estaba con todos los dolores físicos de la caída cuando me entero que Mr. Right quiere que desaparezca de la faz de la tierra porque su familia se enteró de mi blog y leyó cosas que no debía. Me enfurecí, vociferé, me dio una gran pataleta producto de la sensación de sentirme desplazada.
Luego vino la calma y me di cuenta que lo hizo para protegerme y para protegerse. Aún así no comparto lo que hizo. El distanciamiento fue inevitable.
Para coronar la semana mi hermana mayor organizó una hermosa once en su casa para festejar el día de la Madre que fue ayer... adivinen qué... se le olvidó invitarme.
De desplazamiento en desplazamiento, de dolor en dolor.
Esta mañana antes de salir mi mamá se me acercó tratando de echarse ella la culpa por no haberme invitado a la once de ayer. ¡Si no es ella quien tenía que invitarme! Era mi hermana que perfectamente pudo haberme enviado un correo electrónico, un mensaje de texto o un evento por Facebook. No hizo ninguna de las anteriores.
Ya no sé qué otra cosa me puede pasar si siento que todo lo malo me pasó la semana pasada. Veamos las cosas con optimismo y pensemos que a lo mejor esta semana se soluciona el problema con Mr. Right y por lo menos se me pinta una sonrisa en la cara.
Algo así me pasa a mi con la semana pasada.
Voy hacer un rápido resumen: partí cayéndome por las escaleras desde el primer piso al subterráneo, me llevaron a la Mutual de Seguridad por ser un accidente laboral. Estaba con todos los dolores físicos de la caída cuando me entero que Mr. Right quiere que desaparezca de la faz de la tierra porque su familia se enteró de mi blog y leyó cosas que no debía. Me enfurecí, vociferé, me dio una gran pataleta producto de la sensación de sentirme desplazada.
Luego vino la calma y me di cuenta que lo hizo para protegerme y para protegerse. Aún así no comparto lo que hizo. El distanciamiento fue inevitable.
Para coronar la semana mi hermana mayor organizó una hermosa once en su casa para festejar el día de la Madre que fue ayer... adivinen qué... se le olvidó invitarme.
De desplazamiento en desplazamiento, de dolor en dolor.
Esta mañana antes de salir mi mamá se me acercó tratando de echarse ella la culpa por no haberme invitado a la once de ayer. ¡Si no es ella quien tenía que invitarme! Era mi hermana que perfectamente pudo haberme enviado un correo electrónico, un mensaje de texto o un evento por Facebook. No hizo ninguna de las anteriores.
Ya no sé qué otra cosa me puede pasar si siento que todo lo malo me pasó la semana pasada. Veamos las cosas con optimismo y pensemos que a lo mejor esta semana se soluciona el problema con Mr. Right y por lo menos se me pinta una sonrisa en la cara.
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