Semana Libre
Esta semana estoy sola con mi papá en casa, mi mamá y la Isa se fueron a la play con mi hermana mayor. Disfruto mucho cuando estamos solos, creo que la única que sufre es la pobre gata que se queda sola todo el día y está tan acostumbrada a estar con gente que en las tardes apenas llega el primero a casa, arma un tremendo escándalo haciendo saberse descontento por haberse quedado solita.
Como no hay nadie más en casa durante el día, la casa se mantiene limpia, sólo basta con pasar rápido la aspiradora y sacudir un poco para que se mantenga impecable.
Muchos se han reído por el tema de la comida. Es que mientras está mi mamá en casa, no me dejan cocinar. Lo dije mal, no es que no me deje cocinar, el problema es que cada vez que quiero hacer algo, ella entra, se para a mi lado y comienza a criticar la forma como estoy haciendo las cosas.
No soporto eso, creo que a nadie le gusta que se paren al lado y comiencen a decirle mientras cocina que así no se hace. Sobre todo porque no fue precisamente ella quien me enseñó a cocinar.
Mi nana…hace tiempo que no sé nada de ella. Fue ella quien me enseñó a cocinar durante interminables veranos e inviernos. Mientras ella cocinaba yo me sentaba en un rincón de la cocina y la veía como pelaba papas, tomates, hervía agua y rallaba zanahoria. Ella me iba explicando paso a paso cada uno de los pasos, me pasaba el cuchillo y me hacía cortar en cubitos la carne, sacarle la grasa, aliñar en forma correcta y uno que otro secreto.
Jamás la olvidaré. Ella es como mi segunda madre y a veces me siento un tanto ingrata por no llamarla más seguido, pero vivo en un mundo que pasa tan rápido que a veces no me doy cuenta cuánto tiempo pasa entre que pienso llamar a alguien y que realmente lo hago.
Ahora en la mañana venía justamente pensando en las ganas que tengo de ver a algunas personas que hace mucho que no veo, personas que de una u otra manera han influenciado en mi vida.
Si dejáramos más tiempo para cultivar las amistades, creo que la vida sería distinta, seríamos todos más felices.
Hablando de felicidad, ayer tuve una pequeña discusión por Twitter con una persona. Ya ni recuerdo bien cómo comenzó todo, lo que si sé es que le estaban deseando a una mujer que ojala no se reprodujera. Me pareció tan feo… es que nadie le puede desear a una mujer no ser madre. Sobre todo porque nunca se sabe qué puede resultar de eso. A veces hay mujeres que son ultra carreteras pero que cuando se embarazan resultan ser muy buenas madres.
Traté a esa persona de resentido y me dijo que lo había insultado. Pero la verdad es que decirle a alguien que es un resentido no es precisamente un insulto, es más bien dar la opinión sobre un hecho real y cotidiano. Ser resentido es estar descontento y hoy en día muchas personas estamos descontentas con algo. Muchos están resentidos con la sociedad y otros estamos resentidos con la vida.
Porque quisimos ser más y no lo hemos logrado. Porque quisimos tener parejas perfectas y no las hemos encontrado. Porque quisimos tener mucho dinero, ser exitosos y nada de eso se ha logrado.
Hoy el mundo entero está resentido y curiosamente cuando uno se lo hace saber a alguien, esa persona se enoja, se ofende, cuando debiera darse cuenta que la palabra no es un insulto, sino solamente un llamado de atención para tratar de ser más felices.
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