Ridícula o ridicula?
Este fin de semana me dediqué a descansar, a dormir, a seguir descansando y a seguir durmiendo.
Literalmente no hice nada, pero absolutamente nada que no fuera preocuparme de mi pelo, de mi cara, de mi ropa, en fin: de mi.
Hoy por la mañana hice mi rutina normal: me levanté, me duché, me vestí, tomé desayuno y me fui a la oficina.
Pues bien, para quienes no sepan, uso lentes de contacto desde los 15 años, tengo miopía y astigmatismo declarado alrededor de los 8 años. Dentro de mi rutina diaria esta (obviamente) ponerme mis lentes de contacto.
Ya cuando estaba tomando desayuno sentí que algo andaba mal con mi ojo izquierdo, no estaba viendo normal, veía un tanto borroso. Preocupada antes de irme a la oficina, me lo saqué y lo volví a limpiar pensando que había quedado un poco sucio.
Nada, seguía viendo mal.
Camino a la oficina comencé a sentir dolor en el lagrimal que fue subiendo hasta alojarse sobre la ceja izquierda. Cada vez estaba más preocupada.
En la oficina no podía ver bien la pantalla del computador y el dolor se agudizaba. Preocupada le dije a uno de mis jefes que no estaba viendo nada por mi ojo izquierdo, es decir, veía pero todo borroso.
"Toma inmediatamente una hora en el centro médico del mall y yo te llevo, no te puedes quedar así, puede ser glaucoma" Me ordenó mi jefe y yo, al escuchar la palabra "glaucoma" me asusté.
Tremendamente asustada (más inclusive que con atraso) comencé a buscar un oftalmólogo que me pudiera atender. Pero no había nada, estaban todas las horas tomadas en todo Santiago. Estaba resignada a tomar una hora para pasado mañana cuando llegó la hora del almuerzo.
La Xime (más conocida en el mundo artístico como José Alfredo) me preguntó si me había golpeado la cabeza "que yo recuerde, no" me explicó que podría ser desprendimiento de retina. Pero no recordaba haberme golpeado, tampoco me pasé de copas durante el fin de semana como para no recordar un golpe.
De vuelta a mi escritorio, desesperada, pedí información para operarme de la vista. Barajé todas las posibilidades que tenía, conté el dinero del banco, calculé el crédito que me podrían dar, etc. No dejé nada al azar.
Entonces, de pronto, como una luz divina que baja por los cielos y toca alguna de las neuronas que aún me quedan buenas, tuve una corazonada "¿Y si me equivoqué al ponerme los lentes de contacto?"
Me los dí vuelta y ¡zas!
¡Hay chica que ya no estoy ciega conchalevale, puedo ver, puedo ver!
Literalmente no hice nada, pero absolutamente nada que no fuera preocuparme de mi pelo, de mi cara, de mi ropa, en fin: de mi.
Hoy por la mañana hice mi rutina normal: me levanté, me duché, me vestí, tomé desayuno y me fui a la oficina.
Pues bien, para quienes no sepan, uso lentes de contacto desde los 15 años, tengo miopía y astigmatismo declarado alrededor de los 8 años. Dentro de mi rutina diaria esta (obviamente) ponerme mis lentes de contacto.
Ya cuando estaba tomando desayuno sentí que algo andaba mal con mi ojo izquierdo, no estaba viendo normal, veía un tanto borroso. Preocupada antes de irme a la oficina, me lo saqué y lo volví a limpiar pensando que había quedado un poco sucio.
Nada, seguía viendo mal.
Camino a la oficina comencé a sentir dolor en el lagrimal que fue subiendo hasta alojarse sobre la ceja izquierda. Cada vez estaba más preocupada.
En la oficina no podía ver bien la pantalla del computador y el dolor se agudizaba. Preocupada le dije a uno de mis jefes que no estaba viendo nada por mi ojo izquierdo, es decir, veía pero todo borroso.
"Toma inmediatamente una hora en el centro médico del mall y yo te llevo, no te puedes quedar así, puede ser glaucoma" Me ordenó mi jefe y yo, al escuchar la palabra "glaucoma" me asusté.
Tremendamente asustada (más inclusive que con atraso) comencé a buscar un oftalmólogo que me pudiera atender. Pero no había nada, estaban todas las horas tomadas en todo Santiago. Estaba resignada a tomar una hora para pasado mañana cuando llegó la hora del almuerzo.
La Xime (más conocida en el mundo artístico como José Alfredo) me preguntó si me había golpeado la cabeza "que yo recuerde, no" me explicó que podría ser desprendimiento de retina. Pero no recordaba haberme golpeado, tampoco me pasé de copas durante el fin de semana como para no recordar un golpe.
De vuelta a mi escritorio, desesperada, pedí información para operarme de la vista. Barajé todas las posibilidades que tenía, conté el dinero del banco, calculé el crédito que me podrían dar, etc. No dejé nada al azar.
Entonces, de pronto, como una luz divina que baja por los cielos y toca alguna de las neuronas que aún me quedan buenas, tuve una corazonada "¿Y si me equivoqué al ponerme los lentes de contacto?"
Me los dí vuelta y ¡zas!
¡Hay chica que ya no estoy ciega conchalevale, puedo ver, puedo ver!
Comentarios
En todo caso buena la talla... jajajajaja
Saludos!
definitivamente te salió más barato el cambio de lentes...
saludos oculares...
te pusiste Moira, cuando me llamaste diciendo no puedo ver...era como Me voy a morir! vos cachai...
bss
TQM
jajaja
Bendito sea Dios que solo fue el sustito!!!
saludossss!!!!
Besos
Clau