Una y otra vez, hasta el final
La semana pasada fue corta, pero movida. Partió un día martes, eso ya fue raro, mucha gente de vacaciones, poca gente en Santiago, tránsito agradable de ida y de vuelta. Buena música a todo volumen en el auto.
Mucho tiempo para pensar.
El jueves por la mañana recibí una llamada de Pedro (mi ex-jefe) que necesitaba un dato. Yo siempre he seguido en contacto con él, no sé si lo había comentado o no. Bueno, el tema es que necesitaba contactarlo con la Carmen G, pero no sé por qué, se borró el registro de llamadas de mi móvil el día que ella me llamó y (la muy bruta) no guardé el número.
¿Cómo la ubicaba? Hice varias llamadas hasta que de pronto se me iluminó y llamé a su jefe: El Pelao Grande. No contestó, el teléfono estaba apagado.
De una u otra forma finalmente conseguí que ella me llamara y la puse en contacto con Pedro. Guardé el número ahora para que no se me vuelva a perder.
Unas dos hora después me llamó el Pelao Grande.
Yo debo reconocer que soy mala. Sí, soy mala porque me puse coqueta con él al teléfono, sabiendo que él iba a picar e iba a seguir el juego.
¿El resultado? Antes de las 22:30 horas estaba en mi casa.
Se veía bien, hacía unos cuatro meses que no nos veíamos. Lo noté algo estresado, un poco más flaco y menos fumador. Eso es bueno porque sus pulmones ya están lo suficientemente dañados y debe dejar el vicio. Estuvo conmigo una media hora. Una media hora muy acogedora por lo demás.
El sábado mi hermana le celebraba el cumpleaños a mis dos sobrinos. Menuda batalla fue esa. Mi papá se negó a ir, aún enojado porque ella no fue el fin de semana pasado a la casa, nisiquiera a saludar. Pero descubrimos que sí fue a otras partes. En fin, ese cuento es entre ellos dos, yo sólo estoy de acuerdo con mi papá que su actitud no ha sido de la mejor.
Mi papá sigue muy triste al respecto y lo comprendo muy bien: él le ha prestado toda la ayuda posible, incluso ayuda monetaria de grandes sumas... y ella no ha respondido bien. Casi me caí de espalda cuando supe por mi papá sobre la fuerte suma de dinero que él le dió a ella para que comprara el departamento.
Y cuando se ofreció a pagarme mis deudas cuando me quedé sin trabajo, a mi me dió verguenza y le dije que no se preocupara, que yo me las iba a arreglar. Mis deudas son apenas un 10% o menos de todo lo que él le ha dado a ella. ¡Qué verguenza! pensé, nisiquiera por eso es capaz de tener una actitud más digna y agradecerle con hechos su ayuda.
Bueno, partamos porque me equivoqué con la hora, yo juraba que era invitación a tomar once y era para almorzar. Mi mamá furiosa porque yo no me había arreglado. Pero no importaba, yo no me iba a ir en su auto, iba a irme en el mío para volverme a la hora que yo estimara. Mi papá me había dicho que era mejor así porque, sabiendo que a veces mi hermana se pone antipática conmigo, yo podía tomar mi auto y volverme en cualquier minuto.
¡Grande papá!
Todavía ni me sentaba en el sillón de la casa de mi hermana cuando entró un mensaje de texto en mi celular. Era Mister Right.
Quería verme esa tarde, después de almuerzo. Él había corrido la maratón Brooks y no tenía nada mejor que hacer que juntarse conmigo durante la tarde.
Tentación irresistible: almuerzo rico con mi hermana y de postre...
En la mitad de la sobremesa me paré, dí las disculpas respectivas, informé que me iba a casa de XX persona y me fugué a ver a Mister Right. No nos vimos en su departamento, sino en un parque. La tarde estaba agradable, el sol pegaba rico, él estaba cariñoso, todo era bonito hasta que le pregunté qué había hecho con la novia.
"Ahí está" me dijo "desde que volví de España que las cosas no han estado bien"
Fue suficiente para mi, con eso me dí cuenta que, por más que lo intentemos ambos, siempre habrá alguien entre nosotros: ya sea por su lado o el mío; una y otra vez, hasta el final, nos echaremos de menos, lo suficiente como para tratar de refugiarnos el uno con el otro aunque sea por una tarde.
Mucho tiempo para pensar.
El jueves por la mañana recibí una llamada de Pedro (mi ex-jefe) que necesitaba un dato. Yo siempre he seguido en contacto con él, no sé si lo había comentado o no. Bueno, el tema es que necesitaba contactarlo con la Carmen G, pero no sé por qué, se borró el registro de llamadas de mi móvil el día que ella me llamó y (la muy bruta) no guardé el número.
¿Cómo la ubicaba? Hice varias llamadas hasta que de pronto se me iluminó y llamé a su jefe: El Pelao Grande. No contestó, el teléfono estaba apagado.
De una u otra forma finalmente conseguí que ella me llamara y la puse en contacto con Pedro. Guardé el número ahora para que no se me vuelva a perder.
Unas dos hora después me llamó el Pelao Grande.
Yo debo reconocer que soy mala. Sí, soy mala porque me puse coqueta con él al teléfono, sabiendo que él iba a picar e iba a seguir el juego.
¿El resultado? Antes de las 22:30 horas estaba en mi casa.
Se veía bien, hacía unos cuatro meses que no nos veíamos. Lo noté algo estresado, un poco más flaco y menos fumador. Eso es bueno porque sus pulmones ya están lo suficientemente dañados y debe dejar el vicio. Estuvo conmigo una media hora. Una media hora muy acogedora por lo demás.
El sábado mi hermana le celebraba el cumpleaños a mis dos sobrinos. Menuda batalla fue esa. Mi papá se negó a ir, aún enojado porque ella no fue el fin de semana pasado a la casa, nisiquiera a saludar. Pero descubrimos que sí fue a otras partes. En fin, ese cuento es entre ellos dos, yo sólo estoy de acuerdo con mi papá que su actitud no ha sido de la mejor.
Mi papá sigue muy triste al respecto y lo comprendo muy bien: él le ha prestado toda la ayuda posible, incluso ayuda monetaria de grandes sumas... y ella no ha respondido bien. Casi me caí de espalda cuando supe por mi papá sobre la fuerte suma de dinero que él le dió a ella para que comprara el departamento.
Y cuando se ofreció a pagarme mis deudas cuando me quedé sin trabajo, a mi me dió verguenza y le dije que no se preocupara, que yo me las iba a arreglar. Mis deudas son apenas un 10% o menos de todo lo que él le ha dado a ella. ¡Qué verguenza! pensé, nisiquiera por eso es capaz de tener una actitud más digna y agradecerle con hechos su ayuda.
Bueno, partamos porque me equivoqué con la hora, yo juraba que era invitación a tomar once y era para almorzar. Mi mamá furiosa porque yo no me había arreglado. Pero no importaba, yo no me iba a ir en su auto, iba a irme en el mío para volverme a la hora que yo estimara. Mi papá me había dicho que era mejor así porque, sabiendo que a veces mi hermana se pone antipática conmigo, yo podía tomar mi auto y volverme en cualquier minuto.
¡Grande papá!
Todavía ni me sentaba en el sillón de la casa de mi hermana cuando entró un mensaje de texto en mi celular. Era Mister Right.
Quería verme esa tarde, después de almuerzo. Él había corrido la maratón Brooks y no tenía nada mejor que hacer que juntarse conmigo durante la tarde.
Tentación irresistible: almuerzo rico con mi hermana y de postre...
En la mitad de la sobremesa me paré, dí las disculpas respectivas, informé que me iba a casa de XX persona y me fugué a ver a Mister Right. No nos vimos en su departamento, sino en un parque. La tarde estaba agradable, el sol pegaba rico, él estaba cariñoso, todo era bonito hasta que le pregunté qué había hecho con la novia.
"Ahí está" me dijo "desde que volví de España que las cosas no han estado bien"
Fue suficiente para mi, con eso me dí cuenta que, por más que lo intentemos ambos, siempre habrá alguien entre nosotros: ya sea por su lado o el mío; una y otra vez, hasta el final, nos echaremos de menos, lo suficiente como para tratar de refugiarnos el uno con el otro aunque sea por una tarde.
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Saludos!