Ordenando el Bolsillo
Me cansé.
Definitivamente me cansé.
¿De la vida? No, de la
vida jamás me voy a cansar porque creo que no hay nada mejor que vivir e ir
descubriendo día a día distintas cosas, personas, acumulando anécdotas que nos
hacen reír, nos hacen llorar.
Enamorarse, enojarse,
aprender, descubrir. Todo un mundo a nuestro alrededor lleno de emociones
nuevas.
¿De qué me aburrí? Simple,
me aburrí de no tener un peso en el bolsillo. Me cansé de estar pensando semana
tras semana sobre las deudas que hay que cancelar, la cantidad de dinero que
quedará en el bolsillo y cómo llegaremos al próximo mes.
Me cansé de no poder
comprarme las cosas que quiero porque no me alcanza.
Me cansé de gente como
Nicolás, Carlos Alberto, Moira y ahora Benjamín.
Cada uno de ellos dijeron
ser mis amigos, mis parejas, mi todo y lo único que hicieron fue ver como
podían sacarme un par de pesos más y cuando les pedí ayuda, simplemente me
dieron la espalda.
Estoy a un par de semanas
de pagar la última cuota de la gran deuda que me dejó Nicolás, esa fue la deuda
más grande. La deuda de la Moira
y de Carlos Alberto ya las pagué. Y con respecto a Benjamín, él no me dejó
deuda, pero me hizo sacar dinero de mis escasos ahorros y se los fui pasando
poco a poco sin darme cuenta, hasta que un día descubrí que no me alcanzaba la
plata para llegar a fin de mes.
Este fin de semana le puse
punto final a todo eso. Arreglé mis cuentas, las volví a ordenar y me di un par
de buenos gustos: el sábado le compré un buen regalo a un amigo, el domingo me
compré una cartera y el lunes fui a un salón de belleza y dejé que mis pies
fueran adorados mientras el sillón me daba masajes en la espalda.
Con esta última
“alineación de dineros” no debiera volver a tener problemas por un largo
tiempo.
No me había dado cuenta hasta
este fin de semana lo cansada que me tenía el tema. El viernes estuve
conversando con una persona que ha vivido problemas similares a mi, con la
única diferencia que ella está recién comenzando a pagar las deudas que le dejó
una “mala relación” y ahí me di cuenta que me he pasado unos 7 años pagando
deudas. Exculpando culpas más bien.
Lo digo así porque en el
fondo soy la única culpable de haber creído en la amistad y el amor. Esas
fueron las dos poderosas razones que esgrimieron para que yo les entregara
dinero.
Pero no por eso voy a
dejar de creer. Uno nunca deja de creer en el amor.
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Saludos