Caras vemos... corazones...


¿Por dónde empiezo? Lo que les voy a contar no me lo van a creer. Tanto así que algunos pensarán que soy tan ingenua que cualquiera puede venir y meterme el dedo en la boca.

Si bien hay algo de cierto en la última frase, hay situaciones que van más allá de toda lógica, o más bien de todo lo esperado.

Mi amiga jueza se enojó terriblemente conmigo y no fue sino hasta la semana pasada que supe por qué lo había hecho y comprendí que yo no había hecho nada. Absolutamente nada.

Ando medio dispersa con las ideas así que perdónenme. Trataré de comenzar por el principio y trataré de omitir nombres porque aún la historia está en desarrollo y no sería bueno que se supieran.

El año pasado en una de tantas reuniones sociales conocí a muchos amigos de mi amiga jueza, entre ellos a uno en particular que me comenzó a ayudar desde un punto de vista no convencional. Me hizo algunos trabajos por los que yo con mucho esfuerzo debido a mis problemas financieros, pagué sin mayores sobresaltos. Se mostró siempre como una persona bastante cercana y amable.

Bajo el precepto que siempre es mejor hacer fluir el dinero y no dejarlo estancado, le empecé a pasar plata también para ayudar a otras personas, despreocupando mis propias finanzas, al fin y al cabo lo importante era ayudar.

El tema es que de la noche a la mañana ya no fue importante la ayuda que yo podía recibir sino que se priorizaba la entrega del dinero a la ayuda recibida. Eso comenzó a oler mal.

Había una casa de ayuda donde personas de situación calle llegaban a refugiarse, para esa casa yo me comprometí a ayudar pagando la cuenta de luz. Pero de $15.000.- promedio mensual que salía la cuenta, subió a $19.000.- y finalmente se pagaron $40.000.- Todavía estoy esperando que me lleven la cuenta para confirmas el costo y el cobro realizado.

Algo me dijo siempre que no iba a recibir nada.

Bueno, entre medio de todo esto fue que la señora Jueza se enojó conmigo y no me volvió a hablar más. Y yo no podía entender qué diablos había pasado.

Hasta que la semana pasada le dije al personaje en cuestión si él sabía la verdad, por qué mi amiga se había enojado tanto conmigo y había incluso hablado mal de mi.

Lo que me dijo no tenía sentido para mi. Se habría enojado porque yo quería meterme con el tipo que a ella le gustaba.

¿Con quién? ¿Con alguien a quien he visto una sola vez en mi vida por allá por Noviembre o Diciembre del año pasado? ¡No tenía sentido!

Mi sexto sentido comenzó a funcionar rápidamente. No podía ser que se hubiese enojado porque lo conocí, ni siquiera es mi amigo, he hablado sólo en dos ocasiones con él ¿por qué podría pensar algo así?

Y ahí me hizo click.

Este tipo en el verano quería que yo no me juntara más con ella porque ella era “una mala energía” en mi vida. Así mismo sabía que él le había aconsejado a otra persona que dejara de ver a un amigo de años porque “era una mala energía”. Yo no le hice caso y seguí viendo a mi amiga, me fui de vacaciones con ella, etc. ¿No sería que él le había metido cosas en la cabeza para que se enojara conmigo y de esa forma me podía tener lejos de ella? ¿Por qué ahora mi amiga quería alejarme de todos? ¿Por qué me quería dejar sola?

Aún no entiendo el por qué pero de apoco esto se va aclarando y hay posibilidades que todo haya sido nada más que un malentendido, una mano negra que se interpuso quizás con qué fines absurdos y nos hizo enemistarnos por puro gusto.

Todo esto sólo demuestra que eso de que vemos caras y corazones no sabemos es cierto. Vi una cara agradable, escuché palabras de consuelo y apoyo, pero al final no eran nada.

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