Las Palabras Mágicas
Estuve reflexionando mucho sobre lo que realmente significa decir Te Amo.
Es fuerte decirlo, sobre todo porque no estamos acostumbradas a que esas dos palabritas salgan de nuestras bocas.
Miro a mi hermana chica y veo como estas dos palabritas salen de su boca fácilmente para demostrar cariño a diestra y siniestra, sin importar mucho a quien se lo diga.
Yo soy de otra cosecha. De esa a la que le enseñaron que estas dos palabras te pueden abrir las puertas del paraíso.
Pero también las del infierno.
Claro, porque cuando estás saliendo con alguien, llevas un buen tiempo con esa persona, crees que tu relación va para largo, que se va a asentar, que tienes un futuro y una proyección; te tienta decirle las dos palabritas a tu interlocutor.
¿Y qué pasa si él no siente lo mismo? ¿Qué pasa si se siente cómodo contigo, pero no tanto como para decirte que también te ama?
Son los riesgos que corremos día a día. Es la razón por la que nos demoramos semanas e incluso meses antes de pronunciarlas a nuestra contrapartida.
Nunca he dicho las palabritas mágicas a nadie. No es que no me haya sentido enamorada, simplemente jamás me he sentido realmente segura para decirselas a alguien.
Tengo miedo de decirlas. Tengo miedo que al oirlas, salgan corriendo y se pierdan por los corredores de este laberinto llamado vida.
¿Cómo saber exactamente cuándo, cómo, y a quién decirlas?
Hoy la Ximperna preguntaba por el manual para vivir. Ojalá existiera. Ojalá pudiesemos poner marcha atrás en nuestras vidas, como me decía la Bea, y enmendar lo malo que hemos hecho y volver a avanzar la película a nuestro gusto.
No sé si seríamos felices, a lo mejor nos tomaría más tiempo del necesario para aprender lo que está bien de lo que está mal.
Las palabritas mágicas me dan vuelta en la cabeza. A lo mejor debo mirarme más seguido al espejo y decirme "Te Amo, sin ti no puedo vivir"
Es fuerte decirlo, sobre todo porque no estamos acostumbradas a que esas dos palabritas salgan de nuestras bocas.
Miro a mi hermana chica y veo como estas dos palabritas salen de su boca fácilmente para demostrar cariño a diestra y siniestra, sin importar mucho a quien se lo diga.
Yo soy de otra cosecha. De esa a la que le enseñaron que estas dos palabras te pueden abrir las puertas del paraíso.
Pero también las del infierno.
Claro, porque cuando estás saliendo con alguien, llevas un buen tiempo con esa persona, crees que tu relación va para largo, que se va a asentar, que tienes un futuro y una proyección; te tienta decirle las dos palabritas a tu interlocutor.
¿Y qué pasa si él no siente lo mismo? ¿Qué pasa si se siente cómodo contigo, pero no tanto como para decirte que también te ama?
Son los riesgos que corremos día a día. Es la razón por la que nos demoramos semanas e incluso meses antes de pronunciarlas a nuestra contrapartida.
Nunca he dicho las palabritas mágicas a nadie. No es que no me haya sentido enamorada, simplemente jamás me he sentido realmente segura para decirselas a alguien.
Tengo miedo de decirlas. Tengo miedo que al oirlas, salgan corriendo y se pierdan por los corredores de este laberinto llamado vida.
¿Cómo saber exactamente cuándo, cómo, y a quién decirlas?
Hoy la Ximperna preguntaba por el manual para vivir. Ojalá existiera. Ojalá pudiesemos poner marcha atrás en nuestras vidas, como me decía la Bea, y enmendar lo malo que hemos hecho y volver a avanzar la película a nuestro gusto.
No sé si seríamos felices, a lo mejor nos tomaría más tiempo del necesario para aprender lo que está bien de lo que está mal.
Las palabritas mágicas me dan vuelta en la cabeza. A lo mejor debo mirarme más seguido al espejo y decirme "Te Amo, sin ti no puedo vivir"
Comentarios
Hoy le digo te amo a mi chico todos los días, y él me lo dice a mí cada día. Y no sólo me lo dice, sino que, además, me lo demuestra con creces.
La vida es demasiado emocionante para mirarla desde la barrera.