¡Qué semana!
Esta semana ha sido agotadora en todos los sentidos que se puedan imaginar. Aparte que mi tía sigue en mi casa y que no sé realmente hasta cuándo va a estar, se suma el hecho que mi hermana fue el sábado a la casa lo que provocó problemas internacionales.
Mi tía no mejora, sigue quejándose de múltiples dolores, a pesar que ya la han revisado tres médicos, ella insiste que le duelen tanto las caderas que no puede caminar. Sólo da un par de pasos si alguien le toma las manos y la "empuja" a caminar, de lo contrario se puede quedar todo el día sentada o acostada. El tema es complicado porque ya no es una persona que se valga por sí misma, hay que ayudarla a todo: a levantarse, a vestirse, a lavarse... ufff. Uno cree que está dispuesto a todo, pero es difícil porque además se pierde en el tiempo y en este último tiempo, insiste en que aún vive en Osorno, cuando hace más de 20 años que vive en Santiago.
Ayer fuimos con mi papá a ver una casa de reposo que ya había visitado mi mamá, pero no nos gustó mucho. Ahora sigo en la búsqueda, espero encontrar algo luego porque ella se está deteriorando y nosotros no podemos darle todos los cuidados requeridos.
Mi hermana. ¡Qué tema más complicado! Jamás voy a entender por qué la cabra nos salió tan suelta de cascos. El sábado fue a la hora de once a la casa. Se enojó porque yo no sabía que había estado un día visitando a mi tía. También se enojó porque no sabía que se le había inundado el departamento. Si mi mamá no cuenta esas cosas ¿De a dónde saco yo una bolita de cristal para saber todo esto?
En todo caso la Isa me dijo que mi hermana mayor estaba enojada porque cuando se inundó, mi papá no hizo nada. Él prometió no volver a ayudarla después que se le tendieron todas las manos para el terremoto y nada le gustó. Yo pensé en algún momento que la iba a ayudar por los niños, pero ahora veo que no lo hizo. Por una parte estoy de acuerdo con él: mi hermana ha abusado demasiado de él y no le ha retribuido en nada o en muy poco, toda la ayuda que él le ha dado.
Pasando a temas más triviales, tengo dos temitas que les van a encantar: Cita a ciegas y la polola de mi amigo.
El jueves de la semana pasada fui a una cita a ciegas. Hora de almuerzo a un restaurante cerca de aquí. De esos impulsos que no tenía hace tiempo, acepté salir con un tipo que trabaja en Las Condes, bastante cerca de aquí. Originalmente íbamos a salir el día viernes a almorzar, pero él insistió en salir ese mismo día. Como yo andaba con unos zapatos kilométricos de altura, elegí un restaurante que me quedara cruzando el río solamente.
Me llamó a las 2 en punto, justo cuando yo cruzaba Los Leones con Andrés Bello. Me preguntaba si estaba muy lejos a lo que le respondí que a menos de 5 minutos del lugar indicado. Apenas llegué le devolví la llamada y ahí noté algo extraño: No me contestaba.
Por un par de segundos pensé que me había dejado plantada después que me llamó para saber dónde venía. Fue algo bien raro, pero de pronto apareció cruzando la esquina. Después medité sobre este tema y pensé que a lo mejor el tipo se había arrepentido y cuando me vio se decidió. No sé, creo que mejor hubiese sido que se diera le media vuelta y no haya aparecido.
Es que no hubo nada de feeling: fue hasta un poco desagradable su compañía. Lo que uno espera de cualquier cita a ciegas es que tu interlocutor se muestre interesado en lo que hablas, que te pregunte, que te de cierta libertad para preguntar. En este caso no hubo nada de eso: yo hablaba y él miraba para otro lado.
¡Qué desagradable!
Y esperen, que lo más desagradable vino cuando llegó la cuenta: puso parte del dinero que costó el almuerzo para ambos y se quedó esperando tranquilamente que yo pusiera el resto.
Wait ¿no que había sido una invitación?
Puse el dinero restante y me retiré toda polite con un "estamos en contacto" que obviamente no se iba a cumplir por ninguna de las dos partes. Bueno, esto siempre es así: a veces se tiene suerte y otras son para el absoluto olvido.
Como todos saben yo he seguido viendo a Mr. Right, ayudándolo cuando me lo ha pedido y disfrutando de su compañía cuando yo se lo he pedido.
La semana pasada me llegó un correo de mi amigo en el cual me solicitaba hablar en "clave" cuando lo hacemos por correo electrónico. Le pregunté si de la oficina le estaban revisando el correo (es correo institucional) y me respondió que no, que no sabe cómo abren desde otro lugar su correo de la oficina y se lo leen completo.
A veces conversamos cosas bastante subidas de tono. Por lo que me pareció pésima la noticia que le revisen el correo. Esas cosas no se hacen, por mucho que los celos te dejen ciego, la mujer debe mantener la compostura en estos casos.
¡Qué relación más tóxica! Él reconoce que no es feliz a su lado, ella lo cela. Ella tampoco es feliz a su lado, de lo contrario no lo celaría. Y así se lo llevan en un sube y baja constante. Yo puedo entender que todas las relaciones tienen estos altos y bajos, pero no creo saludable llegar tan alto y tan bajo a la vez.
Se lo dije, fui muy sincera con él. Las relaciones así no son buenas, pueden durar años, pero no deja que ninguna de las dos personas sea realmente feliz o que crezca como persona. Al contrario, se mantienen en un estancamiento eterno. Ni para atrás, ni para adelante.
Después de casi tres años en esta relación, sobre la cual a los tres primeros meses él ya se quejaba, no me parece bien que siga en el juego. Pero el tema es de él, no mío. Él tiene que tomar la determinación.
Mientras tanto sigo esperando la oportunidad de encontrarme en la calle con la polola para darle un golpe bien dado en la cara para que se deje de tonterías.
Por último, esto es algo que me tiene realmente complicada: aquella que decía ser mi amiga, me ha dado la espalda de forma brutal. Tanto así, que no devuelve mis llamadas, ni mis correos electrónicos ni nada. Todo porque no quiere pagar su deuda conmigo.
La semana pasada llegaron dos partes empadronados a nombre de mi papá. Obvio, si el auto que yo manejo está a su nombre. Ya se imaginarán cómo estaba de enojado conmigo cuando llegué en la tarde. Pues bien, le dije que no se preocupara que yo iba a pagar ambos partes. 1 U.T.M por cada uno, me salió cara la gracia.
Comencé a tratar de contactarme con la Moira para que se pusiera las pilas y comenzara a devolverme el dinero del viaje a Buenos Aires. Pero no he podido hablar con ella. De todas las veces que la llamé sólo una me contestó y me dijo que estaba con un problema y me llamaba después. Todavía sigo esperando.
Lamentablemente no me queda otra que seguir insistiendo. Mientras tanto he pensado mucho en esto. Es lamentable que tu mejor amiga le ponga precio a tu amistad.
¡Qué pena!
Mi tía no mejora, sigue quejándose de múltiples dolores, a pesar que ya la han revisado tres médicos, ella insiste que le duelen tanto las caderas que no puede caminar. Sólo da un par de pasos si alguien le toma las manos y la "empuja" a caminar, de lo contrario se puede quedar todo el día sentada o acostada. El tema es complicado porque ya no es una persona que se valga por sí misma, hay que ayudarla a todo: a levantarse, a vestirse, a lavarse... ufff. Uno cree que está dispuesto a todo, pero es difícil porque además se pierde en el tiempo y en este último tiempo, insiste en que aún vive en Osorno, cuando hace más de 20 años que vive en Santiago.
Ayer fuimos con mi papá a ver una casa de reposo que ya había visitado mi mamá, pero no nos gustó mucho. Ahora sigo en la búsqueda, espero encontrar algo luego porque ella se está deteriorando y nosotros no podemos darle todos los cuidados requeridos.
Mi hermana. ¡Qué tema más complicado! Jamás voy a entender por qué la cabra nos salió tan suelta de cascos. El sábado fue a la hora de once a la casa. Se enojó porque yo no sabía que había estado un día visitando a mi tía. También se enojó porque no sabía que se le había inundado el departamento. Si mi mamá no cuenta esas cosas ¿De a dónde saco yo una bolita de cristal para saber todo esto?
En todo caso la Isa me dijo que mi hermana mayor estaba enojada porque cuando se inundó, mi papá no hizo nada. Él prometió no volver a ayudarla después que se le tendieron todas las manos para el terremoto y nada le gustó. Yo pensé en algún momento que la iba a ayudar por los niños, pero ahora veo que no lo hizo. Por una parte estoy de acuerdo con él: mi hermana ha abusado demasiado de él y no le ha retribuido en nada o en muy poco, toda la ayuda que él le ha dado.
Pasando a temas más triviales, tengo dos temitas que les van a encantar: Cita a ciegas y la polola de mi amigo.
El jueves de la semana pasada fui a una cita a ciegas. Hora de almuerzo a un restaurante cerca de aquí. De esos impulsos que no tenía hace tiempo, acepté salir con un tipo que trabaja en Las Condes, bastante cerca de aquí. Originalmente íbamos a salir el día viernes a almorzar, pero él insistió en salir ese mismo día. Como yo andaba con unos zapatos kilométricos de altura, elegí un restaurante que me quedara cruzando el río solamente.
Me llamó a las 2 en punto, justo cuando yo cruzaba Los Leones con Andrés Bello. Me preguntaba si estaba muy lejos a lo que le respondí que a menos de 5 minutos del lugar indicado. Apenas llegué le devolví la llamada y ahí noté algo extraño: No me contestaba.
Por un par de segundos pensé que me había dejado plantada después que me llamó para saber dónde venía. Fue algo bien raro, pero de pronto apareció cruzando la esquina. Después medité sobre este tema y pensé que a lo mejor el tipo se había arrepentido y cuando me vio se decidió. No sé, creo que mejor hubiese sido que se diera le media vuelta y no haya aparecido.
Es que no hubo nada de feeling: fue hasta un poco desagradable su compañía. Lo que uno espera de cualquier cita a ciegas es que tu interlocutor se muestre interesado en lo que hablas, que te pregunte, que te de cierta libertad para preguntar. En este caso no hubo nada de eso: yo hablaba y él miraba para otro lado.
¡Qué desagradable!
Y esperen, que lo más desagradable vino cuando llegó la cuenta: puso parte del dinero que costó el almuerzo para ambos y se quedó esperando tranquilamente que yo pusiera el resto.
Wait ¿no que había sido una invitación?
Puse el dinero restante y me retiré toda polite con un "estamos en contacto" que obviamente no se iba a cumplir por ninguna de las dos partes. Bueno, esto siempre es así: a veces se tiene suerte y otras son para el absoluto olvido.
Como todos saben yo he seguido viendo a Mr. Right, ayudándolo cuando me lo ha pedido y disfrutando de su compañía cuando yo se lo he pedido.
La semana pasada me llegó un correo de mi amigo en el cual me solicitaba hablar en "clave" cuando lo hacemos por correo electrónico. Le pregunté si de la oficina le estaban revisando el correo (es correo institucional) y me respondió que no, que no sabe cómo abren desde otro lugar su correo de la oficina y se lo leen completo.
A veces conversamos cosas bastante subidas de tono. Por lo que me pareció pésima la noticia que le revisen el correo. Esas cosas no se hacen, por mucho que los celos te dejen ciego, la mujer debe mantener la compostura en estos casos.
¡Qué relación más tóxica! Él reconoce que no es feliz a su lado, ella lo cela. Ella tampoco es feliz a su lado, de lo contrario no lo celaría. Y así se lo llevan en un sube y baja constante. Yo puedo entender que todas las relaciones tienen estos altos y bajos, pero no creo saludable llegar tan alto y tan bajo a la vez.
Se lo dije, fui muy sincera con él. Las relaciones así no son buenas, pueden durar años, pero no deja que ninguna de las dos personas sea realmente feliz o que crezca como persona. Al contrario, se mantienen en un estancamiento eterno. Ni para atrás, ni para adelante.
Después de casi tres años en esta relación, sobre la cual a los tres primeros meses él ya se quejaba, no me parece bien que siga en el juego. Pero el tema es de él, no mío. Él tiene que tomar la determinación.
Mientras tanto sigo esperando la oportunidad de encontrarme en la calle con la polola para darle un golpe bien dado en la cara para que se deje de tonterías.
Por último, esto es algo que me tiene realmente complicada: aquella que decía ser mi amiga, me ha dado la espalda de forma brutal. Tanto así, que no devuelve mis llamadas, ni mis correos electrónicos ni nada. Todo porque no quiere pagar su deuda conmigo.
La semana pasada llegaron dos partes empadronados a nombre de mi papá. Obvio, si el auto que yo manejo está a su nombre. Ya se imaginarán cómo estaba de enojado conmigo cuando llegué en la tarde. Pues bien, le dije que no se preocupara que yo iba a pagar ambos partes. 1 U.T.M por cada uno, me salió cara la gracia.
Comencé a tratar de contactarme con la Moira para que se pusiera las pilas y comenzara a devolverme el dinero del viaje a Buenos Aires. Pero no he podido hablar con ella. De todas las veces que la llamé sólo una me contestó y me dijo que estaba con un problema y me llamaba después. Todavía sigo esperando.
Lamentablemente no me queda otra que seguir insistiendo. Mientras tanto he pensado mucho en esto. Es lamentable que tu mejor amiga le ponga precio a tu amistad.
¡Qué pena!
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