Días Grises

Estos días son decisivos para muchas cosas en el trabajo. Me cuesta aceptarlo, pero se vienen cambios fuertes y no sé si estoy realmente preparada para ellos.

Tengo temor de no ser lo suficientemente inteligente como para aceptar y lograr seguir adelante con todo.

Siento que mi reino se cae a pedazos por más que sujeto los ladrillos. ¿Será que es hora de construir uno nuevo?

No sé. Pero siempre la salida de gente implica que no se va sólo una persona, sino una familia completa.

Uno se acostumbra a las personas, sin importar si hacen bien o no su trabajo. Todas las personas tiene defectos y virtudes. Siempre veo más las virtudes que los defectos de las personas, cuando comienzo a ver los defectos, es porque estos son demasiado evidentes o, en su defecto, hay algún factor extra, como la química, que me hace rechazar a una persona.

¡Qué fuerte nos ha pegado la crisis!

A la suma de menos dinero anual en nuestras cuentas, hay que sumarle los constantes despidos. Es una ruleta rusa y nunca se sabe cuándo te tocará.

Yo sé que querían que yo me fuera. Saberlo me puso muy triste, no porque vaya hacer así, sino porque me quedé pensando en todo el esfuerzo que hago día a día para que todas las cosas funcionen a mi alrededor. Ver que no es recompensado es muy duro, me deja pensando si valdrá realmente la pena agotarme tanto para nada.

La Moira dice que lo mejor que puedo hacer es buscarme otro trabajo e irme. A mi me cuesta mucho imaginarme haciendo otra cosa. Además que, como mi empresa está por los quintos infiernos, cuesta muchísimo decir que uno va y vuelve: no hay locomoción fácil y yo no voy a trabajar en auto porque el gasto sería altísimo, me gastaría más de la mitad de mi sueldo en combustible y peaje, más las cuentas que son la otra mitad de mi sueldo, me dejaría en la calle.

Trato de no quejarme, trato de estar siempre con una sonrisa aunque me cueste. Es tan difícil darle el gusto a todas las personas, yo sé que no es necesario hacerlo, pero no puedo dejar de intentarlo. Una y otra vez me repito ¿para qué? ¿para que después te digan "hasta luego, muchas gracias por su tiempo"?

Qué ingrato es ser un ratón de cola pelá en un mundo de puros perros finos.

En fin, ya tendré una semana de vacaciones ahora a mediados de septiembre, justo cuando comience la primavera. A lo mejor puedo aprovecharla para buscar nuevos horizontes, nuevas metas y nuevos amores.

¿Quién sabe?

Comentarios

Nekki dijo…
Bueno, yo creo que siempre cuando hay cambios lo primero que se viene a la cabeza es el terror de hacerlo, somos animal de costumbres despues de todo, yo me he cambiado de trabajo unas cuatro veces... unas porque terminaba mi contrato fijo y otras porque me he ido voluntariamente... siempre me he asustado y me he cagado de miedo pensando que no voy a adaptarme ni encajar a donde vaya... pero al final, pasa y terminas acostumbrandote... quizás el gran paso en tu vida esta en este momento, cambiar... el cambio nunca es malo, al final te hace más fuerte...

Bueno, mucha suerte y decidas lo que decidas... estará bien.

Saludos!
Canapé dijo…
A ver cómo te sientan esas vacaciones!

Espero que mejore todo pronto.

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