Sorpresas

Es preciso saber cómo superarlas, y esperar el momento preciso para poder hacerlo.
En mi empresa hay cambios importantes: dos de los departamentos más grandes emigran hacia nuevas instalaciones y me afecta directamente por dos razones: los jefes están ubicados físicamente en mi área y la secretaria que está al lado mío también se va dejándome a cargo de todo el movimiento de personal de mi área que la conforman cerca de 40 personas.
¡Menudo problema en el que estoy a punto de meterme¡
Pero bueno, esto trae cambios positivos también porque al fin me van a quitar algunas funciones para dárselas a otros, de esa manera yo tendré más tiempo para realizar mis cosas con calma, tranquilidad y sin el stress habitual al que estoy acostumbrada.
¿Cuándo ocurrirá todo esto? Una vez que vuelva de mis vacaciones.
He aquí otro tema contingente: Mis Vacaciones.
Aún no estoy al 100% clara con el temita este, pero les puedo asegurar que si me voy a Baires no lo haré sola. El acompañante será una sorpresa.
Y hablando de sorpresas, el viernes pasado fui a comer a la casa de la Sole, mi amiga eterna del colegio. Había quedado en estar en su casa como a las 9 de la noche pero me retrasé porque la Isa me quiso acompañar para conocer en persona a los gemelos (la Sole tiene gemelos de 18 años y, como ya saben, la Isa tiene 15… la revolución de las hormonas…) Así que, entre que se peinó, se arregló y se cambió de ropa, pasamos a comprar el postre y le pusimos combustible al auto… nos dieron las 09:30…
Llegué apuradísima, tanto, que apenas me fijé en el auto burdeo que se iba yendo. Me deshice en explicaciones cuando la Sole me abrió la puerta y mientras caminábamos por el jardín hacia el interior, le iba contando mis peripecias al pasar al Servicentro porque todos querían pagar con tarjeta de crédito y estaban las líneas colapsadas.
Entramos al living que estaba oscuro y, de pronto, ahí, en medio de la oscuridad, una figura conocida me saludó.
¡Casi me morí de la impresión¡
¡Tremenda sorpresa, si hasta me hicieron llorar¡ Sí, porque para varear un poquito me largué a llorar.
¿Será que tengo un “desorden hormonal”? Cuando mi hermana mayor dijo eso el otro día al almuerzo, casi le dije “Menopáusica, se dice menopáusica” Pero me acordé del TTC y me mordí la lengua hasta que me sangró y me envenené con ella.
Era la Claudita Vene. Mi amiga de infancia (también compañera del colegio) que vino a Chile en viaje maratónico, sólo por el puro gusto de hacerme llorar… no, mentira, tenía que venir a ver temas personales antes de radicarse en Australia, lo que no estaba claro era la fecha de llegada.
Entonces decidieron darme una pequeña sorpresa. Hermosa sorpresa, una de las mejores en lo que va corrido de este año.
Y hablando de sorpresas ¿Saben quién apareció? Sí, él: Mister Right.
Vamos a ver cómo lo manejo ahora, sólo espero manejarlo mejor que la última vez.
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te quiero mucho amiga