Unas arriba y otras...



Cada vez me convenzo más que debo ser bipolar. Es más, no hace mucho rato un individuo me dijo que era bipolar porque cambio de parecer muy seguido.


Y no es que cambie de parecer, sino que hay ocasiones en que el punto de vista cambia y se ven las cosas de otra forma y te hace cambiar de opinión o de estado de ánimo.





¿A qué viene todo esto? Pues a lo que me pasó el fin de semana...





Después de pasar un viernes sin pena ni gloria, llegó el sábado y ningún panorama a la vista, tampoco me había llamado el amigo de la Cata que, técnicamente, había regresado el día viernes desde el norte. Así que se me ocurrió llamar a la Cata para saber cómo estaba, mal que mal no la había llamado en toda la semana.





Su primera pregunta fue si me había llamado su amigo, y se enojó porque no lo había hecho, acto seguido lo llamó para saber por qué no lo había hecho. Su siguiente llamada telefónica fue más o menos así:





Cata "Ya Pily, me dijo que te iba a llamar más tarde para salir contigo"





Yo "Seguro, no te creo"





Cata "En serio, si me dijo que estaba ayudando a un amigo a cambiarse de casa y después te llama"





Yo "No me va a llamar"





Cata "Qué sí, si lo va hacer"





Yo "Mira Cata, te apuesto lo que quieras a que no lo va hacer porque va a tener la escusa de que estaba muy cansado con lo de la mudanza"





Cata "Ok, un chocolate grande con almendras"





Y perdí la apuesta. Me llamó, me fue a buscar como a las 10 de la noche, me llevó a su departamento a comer sushi, a tomar champaña y a bailar románticas canciones.





El resto no se los voy a contar porque no corresponde, pero se pueden imaginar que fue una noche de lo más divina, fue una de esas noches para recordar por mucho tiempo.





Entonces todo debiera ser color de rosa, todo bien, todo lindo, todo a pedir de boca.





¿Pero por qué me siento tan vacía?





¿Acaso no era eso lo que yo buscaba?





No les voy a mentir: él me gusta y mucho... a lo mejor eso es lo que me hace sentir miedo, el volver a sentir algo por alguien. Volver a sentir la incertidumbre del ¿me llamará? ¿se acordará de mí?





Lo peor es que, al otro día, tanto la Cata como la Moira me hicieron la misma pregunta y yo no supe responder, nisiquiera fui lo suficientemente ágil de mente como para decir una mentira piadosa que me hubiese sacado de la respuesta que no tenía "¿Y en qué quedaron?"





Pues yo no quedé en nada. Me despedí en la puerta de mi casa, no pregunté si me iba a llamar, no dije "te llamo en la semana" ni tampoco lo escuché a él decirlo. Y ahora me siento en una profunda depresión porque, a mis treinta y tantos, no sé qué hacer, no sé cómo manejar esta situación.





¿Es que nunca voy a crecer?

Comentarios

El Puñalón dijo…
Buscando la respuesta ...
Desde tan lejos, solo queda decirte:
Llamale y si te interesa insiste!!!
Gracias mi Ibérico amigo!!!!!

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