Adiós, amor.
Hoy desperté
sintiendo el vacío que tu ausencia me dejó.
Si bien fui yo
quien decidió alejarme de ti, eso no significa que no me cueste hacerlo. Sé que
día a día será más fácil olvidarte, cada día será más fácil pasar frente a tu
departamento sin pensar en ti, sin pensar quién vivirá ahora ahí.
Toda historia tiene
un final, el nuestro se dilató demasiado tiempo. No hubo un final feliz,
tampoco un final triste, simplemente fue un final esperado por ambos. Porque
ambos sabíamos que llegaría el día en que nos teníamos que distanciar porque la
situación no se podía seguir sosteniendo más.
Mucho habíamos
hecho ya para sostenerla por 9 años.
Pero me cansé, me
cansé de esperarte, me cansé de soñar que despertabas a mi lado, me cansé de
esperar que un día llegaras a mi casa sonriendo, me cansé de no tener tu apoyo
en los momentos que más te necesitaba. Me cansé de esperar que lucharas por mí.
Cansancio nivel
Dios dirían por ahí.
Y a lo mejor eso
último fue lo que más incidió para que tomara la determinación de alejarme para
siempre. Que no lucharas por mí para que me quedara a tu lado, esa no lucha fue
al final lo que terminó por desencantarme.
9 años de mi vida
junto a ti, 9 años de mi vida dando todo lo que pude por alguien que no supo
valorar lo que le daba. 9 años donde fui y volví varias veces, 9 años donde tú
también fuiste y volviste. ¿Para qué? ¿Por qué?
Me pregunté eso
mil veces y jamás tuve respuesta. Nunca supe por qué aceptábamos esta situación
como si fuera lo más normal del mundo. 9 años de estar juntos de alguna manera,
cada uno con su pareja por su lado o solo, daba lo mismo, nosotros nos teníamos
siempre el uno al otro.
Pero ahora es
distinto. Ahora ya no habrá vuelta atrás, soporté demasiado.
En dos ocasiones
anteriores te he dicho adiós y hemos vuelto a encontrarnos. Pero esta vez es
distinto. Esta vez inicio un viaje sola, como siempre, donde ni tu ni nadie más
tiene cabida. Un viaje para reencontrarme, un viaje para seguir creciendo y
encontrar mi felicidad. Esa felicidad que eclipsaste día a día con promesas que
ni te dabas cuenta que me hacías.
Decir adiós es
cruel, así que un hasta luego bastará entre nosotros. Un hasta luego y que te
vaya bien. Que no se te olvide que te quiero mucho, a pesar de todo.
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