Amor... lo siento...
Yo sabía que algo así tenía
que ocurrir para poder liberarme. No quería que fuera exactamente así pero
enfrentarme a la ira de Mr. Right me hizo enfrentarme a mis propios miedos.
Las siguientes palabras
son para él. Sin importar si las lee o no, son cosas que tengo acumuladas en el
corazón y necesito decirlas aún cuando sea al aire.
Nunca me prometiste nada,
al contrario, siempre hablaste con la verdad sobre lo que teníamos, que según
tu era muy bueno y estabas muy feliz con ello. Hace dos años atrás una llamada
tuya para invitarme a tu departamento era una simple llamada más, pero con el
tiempo poco a poco se fue transformando en algo más.
Así también ocurrió con
nuestras conversaciones que se alargaban en cientos de correos acumulados en mi
bandeja de entrada. Correos que en más de alguna ocasión me reconfortaron y me
dieron fuerza para seguir adelante.
Traté siempre de ser la
amiga silenciosa, cual amante de un hombre soltero que no molesta, que se queda
en una esquina observando a lo lejos.
Pero el corazón no conoce
razones y poco a poco el juego del amigo con ventaja se fue transformando en
otra cosa, en algo más profundo, algo que no pude frenar por más que lo intenté.
Fueron dos años muy difíciles
para mí, tratando siempre de no enfadarte, de ocultarte lo que sentía para que
no te espantaras y siempre con la esperanza de llegar a ser la número uno.
Pero tu tenías otros
planes para mi. Más bien nunca tuviste un plan claro. Te puedo preguntar miles
de veces el por qué no me diste otro lugar en tu vida y jamás tendrás una
respuesta.
En este tiempo tuve que
soportar que comenzaras a salir con distintas mujeres pero llegó un punto en
que yo de verdad ya no pude más. Sin embargo después de tus palabras de la
semana pasada estuve a punto de caer nuevamente en tu juego. Algo me detuvo, no
sé bien qué fue.
Y después de todo lo
ocurrido anoche sólo te puedo decir que nunca hablé con ella, por ningún medio,
supongo que no sabe siquiera quién soy yo. Si lo averiguó lo hizo por otro
medio, por otra vía, pero no fui yo.
También quiero decirte que
fue muy exagerado de tu parte decirme algunas cosas como eso que te iba a tirar
el auto si te veía con otra. Tengo dignidad y soy lo suficientemente dama como
para no hacerlo. Es la misma razón por la que jamás me acerqué a ninguna de las
minas con las que has jugado en todo este tiempo.
Pero lo que más me duele
es haber perdido a mi amigo, a mi confidente. Al único hombre al que le he
dicho que lo amo desde lo más profundo de mi corazón y sin sentir vergüenza por
mi sentimiento.
Bueno o malo es lo que
siento, si no te gusta, perdona… pero no puedo ir contra mi propia naturaleza.
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Saludos.