La Verdad


La verdad duele, esa es una realidad que todos hemos experimentado alguna vez en nuestra vida.

La semana pasada tomé vacaciones, no para salir, sino para quedarme en casa y reflexionar sobre las últimas cosas que me han pasado.

Tal como algunos saben, nunca dejé de ver a Mr. Right, sólo dejé de hablar de él no se muy bien por qué. A lo mejor porque cada vez que hablo de él se levanta una que otra voz instándome a abandonarlo, con las típicas frases “no te merece” “no es lo suficiente hombre para ti” y otras más que no vienen al caso enumerar.

Lo que pasa es que cuando uno está o se siente enamorada, no importa cuantas veces te digan esas cosas, te entran por un oído y te salen por el otro. Lo mejor es quedarse a un lado, escuchar y no dar recomendaciones que a decir verdad, sólo hacen que a uno le duela todo.

Lo mejor es uno abrir lentamente los ojos y ver la realidad más allá de las promesas.

Tampoco es para que después te digan “te lo dije” esa frase es la peor de todas porque a uno le vale madre si se lo dijeron o no, es uno quien tiene que meter las patas hasta el fondo y, si es necesario, llegar cabizbaja y decir “si, tenías razón”

Pues bien, fui abriendo los ojos lentamente y me di cuenta que él y yo tenemos un gran problema: yo sé adónde quiero ir y él no sabe dónde está parado.

Más allá de infidelidades, eso es algo que él tiene metido bajo su piel y pasarán muchos años e infinitas terapias para que entienda que puede encontrar en una sola mujer todo lo que quiere, me di cuenta que he sido utilizada por alguien que no me merece.

Por favor saquen de sus cabezas las palabras “te lo dije” porque sé que eso es lo que están pensando en estos momentos.

“Nuestra Amistad” con esas palabras y en mayúsculas solía hablarme cuando yo me enojaba y trataba de ponerle los puntos sobre las íes, no se dio cuenta que poco a poco me iba restregando la verdad, en vez de ocultarla la iba haciendo más evidente.

Finalmente el quiebre fue inevitable. Sin embargo en vez de sentir pena, me siento liberada.

Es una sensación extraña la que tengo, no lo he llorado, ni una lágrima ha caído de mis ojos por él, al contrario, he estado muy tranquila, más relajada.

A lo mejor era lo que necesitaba pero no me daba cuenta, ya sé que me lo dijeron, pero en algún momento él me hacía mucho bien, pero después de mayo las cosas comenzaron a decaer lentamente.

A veces miro atrás y me da rabia ver todo lo que hice por él y la nada que hizo él por mi. Siempre con la excusa de los estudios, el trabajo, etc, etc, etc… pero descubrí que no tenía tiempo para mí pero sí tendía tiempo para ver a otras mujeres. Esa fue la gota final que rebalsó el vaso.

Lo conozco como la palma de mis manos y sé que este distanciamiento también le hará bien a él. No estoy diciendo que ahora se dará cuenta de lo que perdió ¡me carga cuando dicen eso! Es como la típica frase cliché que te dicen los amigos después de un rompimiento para darte ánimos pero la verdad que aquí no me da ánimos, para nada, no quiero ánimos, no quiero esperanzas.

Al contrario, quiero dar vuelta la página y sentir que al fin me liberé de él y que este cambio traerá solo cosas buenas en mi vida.

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