Recuerdos del Pasado

Estas últimas semanas han sido de una gran introspección y de un constante estar cuestionando lo que no hice en mi juventud.

Hace un par de años atrás me quedaron grabadas a fuego las palabras de una amiga querida, conocida desde la época de colegio, que me dijo “Nosotras no dábamos un peso por ti y mira hasta donde has llegado” Esas palabras hicieron un clic en mi porque no he llegado para nada de lejos, apenas lo suficiente como para mantenerme.

Comencé a mirar con más detenimiento mis años de juventud y me di cuenta que no hice realmente nada con ellos, los desperdicié de una manera horrorosa. Pero la base de todo creo que fue no haber tenido metas.

Cuando alguien le pregunta a un joven de 15 ó más años qué quiere hacer con su vida, este es capaz de responder, aún vagamente. Cuando a mi me preguntaban en esa época qué quería ser de grande, mi mente se quedaba en blanco.

Y aún el día de hoy se queda en blanco.

De pronto me dan ganas de volver a estudiar, pero cuando me siento a pensar qué me gusta, me quedo por varios minutos en blanco, igual que en esa época. He pensado estudiar algo relacionado con los números porque me gustan, pero me dan miedo.

Otra opción que tengo es mejorar mi inglés y buscarme un trabajo mejor remunerado usando como base el inglés.

Pero de verdad me gustaría ser otra cosa, que la gente no me mire por debajo del hombro por ser tan sólo una secretaria ejecutiva bilingüe.

No les voy a mentir pues creo que uno de los factores que me hicieron fracasar en mi relación con Mr. Right fue justamente por eso, porque no soy algo más interesante.

Desperdicié dos carreras: estudié Diseño Gráfico porque el día que me fui a matricular no quise hacerlo en Diseño de Vestuario que en esos momentos me atraía más. Después de dos años dando bote, me puse a estudiar Publicidad, di botes un par de años pero logré salir adelante y me titulé par luego nunca poder encontrar trabajo como publicista. Lamentablemente la mayor parte de las veces me querían como vendedora y no como real profesional. Producto de estar sin trabajo me obligaron a estudiar para Secretaria, pero como no quería, dije que bueno siempre y cuando fuese bilingüe.

Jamás olvidaré ese día. Mi papá no se demoró ni 5 segundos en decirme que bueno y poco después me estaban matriculando. El inglés siempre me gustó así que no fue difícil terminar titulada con distinciones.

En todo este andar perdí más de 10 años de mi vida estudiando para nada o casi nada. Porque hoy me doy cuenta que hay otras cosas que me gustan más y que me encantaría poder explotar.

En eso estoy pensando cuando me doy cuenta que la cabra chica no está estudiando como debiera. El año pasado le fue mal en un ramo que se dicta una vez al año solamente, tuvo que tomarlo ahora en el cuarto semestre y nuevamente le está yendo mal. Ustedes dirán que es normal que a uno le vaya mal en un ramo. Obvio que es normal que te vaya mal en un ramo. Lo que no es normal es que sabiendo que ya te fue mal una vez, lo estés dando por segunda vez y no estudies, no le pongas empeño.

Eso descubrí, le está yendo mal por segunda vez y se niega rotundamente a ponerle empeño para que le vaya bien. ¿Su solución? Botar el ramo y volver hacerlo el próximo año. ¡Eso no sirve si no tienes real intención de llegar hasta las últimas consecuencias jugándotela por salir adelante! Esa es la posición más cómoda que alguien pueda tomar.

Eso gatilló mis recuerdos, eso hizo que me volviera a ver desde mi adolescencia hasta hace unos 10 años atrás cuando comencé a trabajar de verdad.

En ese instante me dieron ganas de decirle que no cometiera el mismo error que yo, a menos que quisiera transformarse en una fracasada igual a mi. Pero no lo hice porque hizo un escándalo de tal proporción que me dejó furiosa, lo suficientemente furiosa como para aún no querer hablarle. Tampoco me ha dirigido la palabra, pero eso es lo de menos porque nunca sale de su pieza así que no la veo en las noches y los fines de semana sale sólo a comer.

Una amiga me dijo que debía perdonarme. El problema es que siento que no terminaré jamás de perdonar todos los errores que cometí en mi juventud, desde no haber pedido ayuda en forma oportuna, hasta haber desperdiciado el dinero de mis papás.

Esta es como una llamada de alerta para todos los que anden perdidos. No se demoren mucho en tomar una ruta en el camino, no les vaya pasar lo que a mi.