Perder para Ganar

¿Quién dijo que uno  nunca deja de madurar? Supongo que no lo dijo nadie, también supongo que les pasa a todos y no sólo a mi que de pronto te paras, miras el camino y te das cuenta que tus antiguas creencias ya no funcionan o nunca funcionaron.

Estos tres últimos meses han sido vertiginosos. Es como si la vida hubiese esperado a que pasara mi cumpleaños para ponerme una serie de pruebas casi de fuego para ver cómo las iba a pasar. Para mi gusto no lo he hecho tan mal, aún cuando tengo muchos detractores... a lo mejor no son tantos y son sólo producto de mi imaginación.

Tres han sido los hechos que han marcado a fuego estos tres meses: El fin de mi relación con Mr. Right, el fin de mi amistad con la señora Jueza y el fin de mi amistad con mi amigo Benja.

Mi amigo Benja:

Lo conocí a través de la señora Jueza, eran amigos de hace años y se habían reencontrado. Todo aparentemente bien. Se ofreció a ayudarme en temas metafísicos pues se suponía que él era seco en esa materia, de familia de metafísicos y bla bla bla. También comencé a ayudar económicamente a una Casa de Acogida para Indigentes en la comuna de Maipú. Esa labor me gustaba mucho, saber que mis esfuerzos en ahorrar algo de dinero era para ir en ayuda de gente que realmente no tiene nada. Al fin y al cabo yo por lo menos tengo un techo y una cama (que amo) cada noche. Grande fue mi decepción al ir descubriendo poco apoco que nada de eso era cierto. Que no existía ninguna casa, que todo fue mentira, que cada peso que le di fue directamente a su bolsillo y nada más.

Mi amiga Jueza:

La relación se venía deteriorando desde las vacaciones, cuando salimos juntas. Pero no era la gran cosa, incluso lo estábamos superando. Pero de pronto me sorprendí cuando de la noche a la mañana cortó toda relación conmigo. Mi amigo Benjamín estuvo detrás de todo esto, hablaba con ella y le decía cosas que supuestamente yo había dicho en su contra, hacía lo mismo conmigo, provocando mucha rabia en mi, rabia sobre todo porque me daba cuenta que ella no me conocía lo suficiente. Bueno, no sé si fueron palabras de ella o de él, pero hasta de puta me trató.Al final de todo el ejercicio dijo que yo no tenía neuronas, que hablaba mucho y que escribía demasiado. Lo que ella nunca entendió es que yo no puedo ir contra mi naturaleza y si no quería que hablara de ella, pues tenía que hacer lo que un par de personas han hecho: pedirme que por favor no hable de ellos o utilice otro nombre.

Mr. Right:

Esto fue lo que más dolió. Benjamín siempre me decía que me alejara de él porque tenía energías negativas que afectaban mis acciones. Siempre pensaba ¿por qué me voy a alejar de alguien que me hace feliz? No lo podía entender. Nadie entiende por qué yo soportaba esa relación. Y de verdad que no la soportaba, la llevaba feliz porque después de todo, era la relación que yo quería, sin compromisos que me ataran de forma permanente, sin tener que llevarlo a casa para ser cuestionado por los ojos de mis padres, era una relación sin sobresaltos que se acomodaba a mi propio estilo de vida. Pero eso nadie nunca lo entendió y de todos los flancos me gritaban que yo merecía algo mejor, que lo dejara, que solo jugaba conmigo, etc, etc, etc...

Pero nunca nadie se detuvo a pensar que esa era la relación que yo quería. Ni siquiera yo me detuve a escuchar a mi yo interno que me gritaba como loco para que no hiciera una locura. Pero cometí la locura de escuchar a Benjamín, de creer en lo que me decía y la embarré.

Ahora lo sé, ahora lo entiendo muy bien. Benjamín quería que yo me quedara sola, sin amigos, sin pareja, sin nada, porque de esa forma estaba completamente vulnerable y podía seguir jugando conmigo y sacándome toda la plata que quería

Como ven no lo he pasado muy bien este último tiempo, me he visto expuesta al juicio de muchas personas, he actuado mal escuchando a quien no debía. He perdido mucho durante este tiempo pero también siento que he ganado en experiencia, ahora sé que nunca más tengo que escuchar demasiado las cosas que me dicen porque no siempre son lo mejor para mi.

Lo mejor para mi sólo yo sé que será y si mi equivoco nuevamente, pues que sea por mi propia responsabilidad y no porque otros me dijeron que tenía que hacer tal o cual cosa.

Al final a lo mejor no todo está perdido.