Reflexión

Cuando llegamos a cierto momento de nuestras vidas nos da por pensar en los amigos, en los que tuvimos y desaparecieron, en los que tenemos hoy día y que no sabemos si durarán y esas amistades eternas en las que el tiempo, las diferencias e incluso las peleas no pueden vencer.

¿A qué viene todo esto? La semana pasada hablé con varias amigas pero las voy a ir desglosando de a una:

A mi amiga número 1 no le ha ido bien en la vida: se casó enamoradísima con alguien que (a mi juicio) no se la merecía. Ya no recuerdo los entretelones de toda la historia porque es antigua, de unos 6 ó 7 años por lo menos. En la conversación que sostuvimos me dijo que ella y otra amiga más se iban a quedar solas. Pero no es así, jamás se van a quedar solas si han sabido cultivar la amistad de personas como yo, que vivo y muero por mis amigas.

A mi amiga número 2 le ha ido mal con su novio: la engañó y le rompió el corazón en mil pedazos. Tiempo después él volvió y ahora ella está llena de dudas. El viernes me senté con ella a conversar un par de horas y espero que la terapia de amistad le haya servido para enfrentar esta nueva etapa en su relación de la mejor forma posible.

Y mi amiga número 3... ella es especial y se enojó conmigo porque yo malinterpreté su actuar. Pensé que yo no le importaba, pero no es así.

¿Y ahora? Ahora no me queda más que esperar y ver si el cariño es verdadero. De ser así, volveremos a ser amigas; de lo contrario, habré perdido a mi más valiosa amiga...