¿Treinta y Cuántos?

Hoy estoy de cumpleaños.

Pedí en forma especial que si mi hermana mayor quería venir a la casa, que le dijeran que no, que mejor otro día. Jamás preguntó si podía venir a saludarme y menos se tomó la molestia de llamarme por teléfono.

En fin, así uno va conociendo a la gente. Por otro lado, ya nada de lo que ella haga o deje de hacer me sorprende mucho que digamos: me quedó claro que yo no soy importante para ella.

El viernes me junté con mi grupo de Divinas, lo pasamos bien y me sorprendí mucho al ver llegar a la He-Mena (quienes la conocen saben por qué escribo su nombre así) directo desde CuriYork City. Fue una linda sorpresa, no siempre tus amigas viajan más de 300 kilómetros para decirte ¡Feliz Cumpleaños!

Debo confesar que no estuve segura de ir a esa reunión hasta un par de horas antes. Es que no me sentía bien de ánimo, pero una conversación con la Vero me hizo darme cuenta que debía asistir, que debía dejar mis problemas de lado y dejarme ser feliz por un rato.

Y lo fui, fui muy feliz al lado de mis Divinas, aún cuando a veces me quedo callada y un poquito distante, es porque las estoy mirando, escuchando y analizando.

Hace dos años atrás la He-Mena me preguntó si yo me daba cuenta del mounstruo que había creado; en esos momentos no me dí cuenta sobre lo que ella se refería, hoy sí y me siento muy orgullosa de ver este mounstruo como ha crecido a punta de correos, apoyo moral y monetario, de ideas nuevas, de risas y llantos. No sé muy bien cómo podría yo explicarles lo que significan en mi vida porque es demasiado grande y ojalá todas las personas pudieran tener un grupo como este: que te ayuda, te soporta, te aconseja, que no se separa de ti en ningún momento, sobre todo cuando uno está abajo: ahí es donde más se sienten.

Pasándo a otro tema ¿se pueden imaginar con quién almorcé un día de esta semana? Pues con el mismísimo Mr. Right. Sí, después de dos años sin vernos, nos volvimos a ver las caras. Fue un encuentro muy rápido porque él tenía que volver al trabajo, pero nos juntamos en su departamento, nos sentamos en la terraza, comimos pizza, conversamos y conversamos.

No le toqué el tema de su novia, no quize que el fantasma de ella pudiera echar a perder ese momento. No sé, cuando estoy con él me siento muy cómoda, pero no sé si algún día podremos estar juntos porque yo no soy el prototipo de mujer que a él le gusta.

De todas formas, una vez en el ascensor, me tomó por la cintura y me dió un largo beso que duró hasta el primer piso.

Como siempre, no lo dejé enganchado para volver a verlo ¡Cuándo voy a aprender! En fin, mañana me comunicaré con él para saber cómo está y si no tuvo problemas en su trabajo porque se tomó mucho más de una hora libre.

¿La búsqueda de trabajo? Sin novedad en el frente...

Comentarios

Nekki dijo…
Bueno, al parecer las cosas no van tan mal como parecian, tienes a tus amigas y de paso uno que otro apapacho de tu famoso mister, pero no te encaletes en algo con él si el tipo tiene cosas pendientes con la novia que si no te convertirás en la "otra" y no creo que estes para esos temas ahora.

Suerte y ojala encuentres trabajo pronto.

Saludos!

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