Cuándo terminamos?
Si la noche de año nuevo del 2009 me hubiesen alertado sobre lo malo que sería este año, me habría acostado para no levantarme más hasta el 2010.
¡Pero qué año más malo! ¡Nada de lo que me he propuesto ha salido bien!
La parte económica: negra como la noche oscura.
La parte sentimental: negra como las hormigas.
La parte laboral: negra como el espacio sideral.
La parte bienestar y salud: negra como la profundidad del mar.
Todo mal, tan mal, que no ha habido sahumerio, oración o chaka zulu que me haya podido ayudar.
¡¡Quiero que termine ahora ya este año!!
Y lo que coronó la torta con su guinda: quize mostrar mis dotes sobre el escenario y me salió todo mal también: audio sin retorno, el público apenas escuchaba y más encima me cortaron la pista. Al segundo intento por comenzar a cantar me bajé del escenario y me despedí para siempre.
Fueron mala leche: tuvieron tres días desde que presenté mi pista y nunca me dijeron que tenían problemas con ella, sólo me enteré media hora antes de subir al escenario, cuando ya no había nada por hacer. Hice el reverendo ridículo y (lo peor) los simpáticos no pudieron dejar de reírse de mí: mostraron mi fracaso en video para que más gente se riera.
¿Algo bueno? Dicen que siempre uno debe encontrar algo bueno de las cosas malas que le pasan; si este fuese el caso, creo que lo bueno fue descubrir que Mister M. demostró ser mi ángel guardián dos veces en menos de una semana: la primera al rescatarme la noche del bochorno y la segunda al apoyarme cuando hicieron público el video frente a toda la empresa.
No les voy a mentir, fue una semana muy negra, horrorosamente triste. Si hubiese podido dejar de trabajar y quedarme en mi casa mientras pasaba la verguenza, lo hubiese hecho. Pero Mister M., con una dulzura poco usual en él, me trajo ambas noches hasta mi casa y se despidió con un dulce beso.
A lo mejor sentír su cariño fue lo que me hizo seguir adelante.
¡Pero qué año más malo! ¡Nada de lo que me he propuesto ha salido bien!
La parte económica: negra como la noche oscura.
La parte sentimental: negra como las hormigas.
La parte laboral: negra como el espacio sideral.
La parte bienestar y salud: negra como la profundidad del mar.
Todo mal, tan mal, que no ha habido sahumerio, oración o chaka zulu que me haya podido ayudar.
¡¡Quiero que termine ahora ya este año!!
Y lo que coronó la torta con su guinda: quize mostrar mis dotes sobre el escenario y me salió todo mal también: audio sin retorno, el público apenas escuchaba y más encima me cortaron la pista. Al segundo intento por comenzar a cantar me bajé del escenario y me despedí para siempre.
Fueron mala leche: tuvieron tres días desde que presenté mi pista y nunca me dijeron que tenían problemas con ella, sólo me enteré media hora antes de subir al escenario, cuando ya no había nada por hacer. Hice el reverendo ridículo y (lo peor) los simpáticos no pudieron dejar de reírse de mí: mostraron mi fracaso en video para que más gente se riera.
¿Algo bueno? Dicen que siempre uno debe encontrar algo bueno de las cosas malas que le pasan; si este fuese el caso, creo que lo bueno fue descubrir que Mister M. demostró ser mi ángel guardián dos veces en menos de una semana: la primera al rescatarme la noche del bochorno y la segunda al apoyarme cuando hicieron público el video frente a toda la empresa.
No les voy a mentir, fue una semana muy negra, horrorosamente triste. Si hubiese podido dejar de trabajar y quedarme en mi casa mientras pasaba la verguenza, lo hubiese hecho. Pero Mister M., con una dulzura poco usual en él, me trajo ambas noches hasta mi casa y se despidió con un dulce beso.
A lo mejor sentír su cariño fue lo que me hizo seguir adelante.
Comentarios