Fiestas de 18
Este fin de semana largo tuvo de todo un poco: desde peleas con mi hermana, pasando por llamadas desde el más allá, hasta encuentros cercanos del tercer tipo.
El 18, como es tradición en mi casa, se dejó caer mi hermana para el asado ofrecido todos los años por mi papá. Todavía no empezábamos a almorzar cuando comenzó con sus pesadeces con respecto a la oficina y a sus encuentros entre gerentes. Lamentablemente mi hermana sólo ve una parte (la que a ella le interesa) y no ve el total de las cosas que pasan.
Lamentablemente un amigo de ella de muchos años, fue el responsable que me bajaran todos los beneficios en la empresa y mi papá se encargó de recordárselo y ahí quedó la escoba. Porque mi hermana no entiende razones, sólo las razones de ella y te empieza a hablar como si fuera la dueña de las empresas. En un minuto de rabia e impotencia me di vuelta hacia mi papá y le dije “Disculpa, pero a mi siempre se me olvida que ella es la gerente y sabe más que yo”
En fin, no les voy a contar más detalles, lo que sí les puedo decir es que no me habla, apenas se despidió de mi y la situación va a seguir por un largo tiempo más. Posiblemente no vuelva a la casa ni me hable hasta las fiestas de fin de año que, por lo demás, es un largo tiempo y un alivio para mí.
De todas formas, esta pelea me hizo replantearme varias cosas pues, como muchos saben, esta semana estuve de vacaciones y es primera vez desde que trabajo ahí que no echo de menos nada, ni la gente, ni el trabajo… absolutamente nada.
Ya no estoy “encantada” con mi trabajo. Esta semana se me hizo eterna y descansé a mares. Si mañana me echan, creo desde el fondo de mi corazón, que me harían un favor.
Por la noche recibí una llamada del más allá: Augustito se acordó de mi y decidió tomar el teléfono y llamarme. Hacía como un año que no sabía nada de él y me extrañó un poco su llamada.
En fin, hay cierto tipo de gente que se acuerda de mí sólo cuando tiene un problema y no tengo claro si Augusto quería desahogarse o buscar un paño de lágrimas. Se está separando y quiere retomar sus viejas amistades.
¿Viejas amistades no más? Obvio que no, el pobre siempre se quedó con las ganas de tener algún tipo de relación conmigo. El problema es que yo lo conocí como Augustito, como si fuese un hermano menor y jamás pude ver algo más en él.
A pesar que el chico es buen mozo, alto, delgado simpático… si con la Cata le decíamos el 0% colesterol por su físico y sus músculos tan bien definidos.
Ayer, después de almuerzo, tuve intención de ir a ver a Jazmín. Sabía que mi hermana no iba a ir, así que tenía el camino libre para no encontrarme con ella y pasar un mal rato. Menos mal que se me ocurrió llamar a Aldo cuando iba en camino, porque no estaban en Santiago, se había ido a pasar las fiestas a Valparaíso.
No eran ni las 4 de la tarde y yo andaba deambulando por ahí sin saber qué hacer. Llamé a la Moira pero me dio lata decirle que saliera conmigo porque iba a ir a almorzar recién a esa hora y tenía hambre.
Llamé a Mister Chateau porque, a esa altura del partido, andaba relativamente cerca de su casa, pero el lindo no contestó.
Finalmente llamé a la Cata y terminé con ella en su casa.
Después de un rato de conversar y pelar a medio Chile, se nos ocurrió ir a tomar un helado así que partimos a un mall para ver si había algo abierto. Gran sorpresa me llevé al descubrir que estaban todas las tiendas menores abiertas, sólo las grandes tiendas permanecían cerradas.
En fin, no tomamos helado, pero sí comimos pizza (bien patriotas las dos) y conversamos un buen rato más, hasta que decidimos tomar el ascensor para volver a su casa.
Cuando caminábamos hacia el ascensor, observé una pareja con sus hijos que también esperaban el ascensor, seguí conversando con la Cata, pero de tanto en tanto me tenía nerviosa el tipo que se adelantaba y me miraba una y otra vez.
“¡Pily! Hola, cómo estás?”
Lo quedé mirando un poco sorprendida por el tono de voz. ¿De dónde conocía yo a ese tipo? Mis neuronas daban vuelta como locas tratando de encontrar en algún lugar su rostro, pero no había caso.
“¿Quién eres?” Tan diplomática yo. ¡Es que no tenía idea quién diablos era!
Juan Andrés. Uff… está más delgado y la cara mucho más huesuda; jamás lo habría reconocido en la calle a menos que se identificara como lo hizo.
Traté de hacer que la Cata se acordara, pero tampoco se acordaba mucho, pero él de ella sí. Nos subimos todos al ascensor, nos presentó a su señora (buena moza la chiquilla), a los niños (que ni miré) y de pronto le dice a su señora “Ellas son amigas de la Paula” y ahí mismo le salió el indio a la Cata “¡Nop! Ex amigas querrás decir”
Me ha dado un ataque de risa tan grande, Juan Andrés seguía hablando y yo lo único que hacía era reírme a mares de la forma tan diplomática como la Cata lo había corregido.
Bueno, está claro que no ve a la Paula desde hace mucho tiempo porque si no, sabría que ya no nos hablamos.
El 18, como es tradición en mi casa, se dejó caer mi hermana para el asado ofrecido todos los años por mi papá. Todavía no empezábamos a almorzar cuando comenzó con sus pesadeces con respecto a la oficina y a sus encuentros entre gerentes. Lamentablemente mi hermana sólo ve una parte (la que a ella le interesa) y no ve el total de las cosas que pasan.
Lamentablemente un amigo de ella de muchos años, fue el responsable que me bajaran todos los beneficios en la empresa y mi papá se encargó de recordárselo y ahí quedó la escoba. Porque mi hermana no entiende razones, sólo las razones de ella y te empieza a hablar como si fuera la dueña de las empresas. En un minuto de rabia e impotencia me di vuelta hacia mi papá y le dije “Disculpa, pero a mi siempre se me olvida que ella es la gerente y sabe más que yo”
En fin, no les voy a contar más detalles, lo que sí les puedo decir es que no me habla, apenas se despidió de mi y la situación va a seguir por un largo tiempo más. Posiblemente no vuelva a la casa ni me hable hasta las fiestas de fin de año que, por lo demás, es un largo tiempo y un alivio para mí.
De todas formas, esta pelea me hizo replantearme varias cosas pues, como muchos saben, esta semana estuve de vacaciones y es primera vez desde que trabajo ahí que no echo de menos nada, ni la gente, ni el trabajo… absolutamente nada.
Ya no estoy “encantada” con mi trabajo. Esta semana se me hizo eterna y descansé a mares. Si mañana me echan, creo desde el fondo de mi corazón, que me harían un favor.
Por la noche recibí una llamada del más allá: Augustito se acordó de mi y decidió tomar el teléfono y llamarme. Hacía como un año que no sabía nada de él y me extrañó un poco su llamada.
En fin, hay cierto tipo de gente que se acuerda de mí sólo cuando tiene un problema y no tengo claro si Augusto quería desahogarse o buscar un paño de lágrimas. Se está separando y quiere retomar sus viejas amistades.
¿Viejas amistades no más? Obvio que no, el pobre siempre se quedó con las ganas de tener algún tipo de relación conmigo. El problema es que yo lo conocí como Augustito, como si fuese un hermano menor y jamás pude ver algo más en él.
A pesar que el chico es buen mozo, alto, delgado simpático… si con la Cata le decíamos el 0% colesterol por su físico y sus músculos tan bien definidos.
Ayer, después de almuerzo, tuve intención de ir a ver a Jazmín. Sabía que mi hermana no iba a ir, así que tenía el camino libre para no encontrarme con ella y pasar un mal rato. Menos mal que se me ocurrió llamar a Aldo cuando iba en camino, porque no estaban en Santiago, se había ido a pasar las fiestas a Valparaíso.
No eran ni las 4 de la tarde y yo andaba deambulando por ahí sin saber qué hacer. Llamé a la Moira pero me dio lata decirle que saliera conmigo porque iba a ir a almorzar recién a esa hora y tenía hambre.
Llamé a Mister Chateau porque, a esa altura del partido, andaba relativamente cerca de su casa, pero el lindo no contestó.
Finalmente llamé a la Cata y terminé con ella en su casa.
Después de un rato de conversar y pelar a medio Chile, se nos ocurrió ir a tomar un helado así que partimos a un mall para ver si había algo abierto. Gran sorpresa me llevé al descubrir que estaban todas las tiendas menores abiertas, sólo las grandes tiendas permanecían cerradas.
En fin, no tomamos helado, pero sí comimos pizza (bien patriotas las dos) y conversamos un buen rato más, hasta que decidimos tomar el ascensor para volver a su casa.
Cuando caminábamos hacia el ascensor, observé una pareja con sus hijos que también esperaban el ascensor, seguí conversando con la Cata, pero de tanto en tanto me tenía nerviosa el tipo que se adelantaba y me miraba una y otra vez.
“¡Pily! Hola, cómo estás?”
Lo quedé mirando un poco sorprendida por el tono de voz. ¿De dónde conocía yo a ese tipo? Mis neuronas daban vuelta como locas tratando de encontrar en algún lugar su rostro, pero no había caso.
“¿Quién eres?” Tan diplomática yo. ¡Es que no tenía idea quién diablos era!
Juan Andrés. Uff… está más delgado y la cara mucho más huesuda; jamás lo habría reconocido en la calle a menos que se identificara como lo hizo.
Traté de hacer que la Cata se acordara, pero tampoco se acordaba mucho, pero él de ella sí. Nos subimos todos al ascensor, nos presentó a su señora (buena moza la chiquilla), a los niños (que ni miré) y de pronto le dice a su señora “Ellas son amigas de la Paula” y ahí mismo le salió el indio a la Cata “¡Nop! Ex amigas querrás decir”
Me ha dado un ataque de risa tan grande, Juan Andrés seguía hablando y yo lo único que hacía era reírme a mares de la forma tan diplomática como la Cata lo había corregido.
Bueno, está claro que no ve a la Paula desde hace mucho tiempo porque si no, sabría que ya no nos hablamos.
Comentarios
Por cierto, el fondo me encanta, pero me dificulta muchísimo la lectura. No sé si es que mi ordenaodr no carga bien algún elemento entre el texto y el fondo pero tengo que resaltarlo todo para leer.
Un abrazo.
Lo que pasa es que la Moira tampoco estaba convencida con el otro skin, así que me he pasado horas buscando y probando distintos skins. Llegué a este que espero te guste más que el anterior.
P.D.; La Moira tenía razón, las flores no me representan tanto y me siento mejor al ver esta imagen. Claro que si no te gusta, tengo otra que también probé y no está nada de mal tampoco...
Me encanta cómo ha quedado, el estilo te queda muy bien.
Pero a la señorita le faltan un par de orejas y una cola enroscada ;)