Confusión

Llevo tres semanas tratando de escribir y no he podido. Tengo la cabeza llena de cosas.

Partamos porque en el último happy hour con Las Divinas fuimos al T.G.I Friday’s y terminé desmayada en el baño. Eso me dejó el estómago delicado, entre problemas con el colon y la úlcera.

Sigamos porque se acerca mi cumpleaños y me he puesto tremendamente sensible a cualquier tema. Sí, a cualquier tema, desde el tema del lavado de mi ropa en adelante: cualquier cosa es motivo suficiente como para ponerme a llorar y retener las lágrimas hasta el cansancio.

Y como si todo esto no fuera suficiente, apareció el Pela’o… espero que se acuerden de él, sino, lean más atrás. Bien atrás.

Ufff, me quedo sin palabras.

Es que ¿cómo expresar todos los sentimientos que llenan mi cabeza?

Veamos, este cuento partió así: hace tres semanas la Cata se encontró con no sé quién que le dijo que el Pela’o se había separado… y yo me quedé helada porque, la última vez que hablé con él me había contado que se casaba un mes después. Y eso fue en enero del 2007, es decir, se casó en febrero del 2007 y se separó en agosto del 2007. ¿No habrá sido muy poco?

Bueno, no soy yo la que debe juzgar esas cosas.

El punto es que su nombre me quedó dando vueltas por la cabeza y escribí su nombre en Google… hice click y me puse a ver qué ocurría. Aparecieron muchas páginas donde figuraba su nombre, hasta que encontré una página personal suya.

Entré, tímidamente le escribí y contestó.

La verdad es que no esperaba que me contestara, la verdad es que aún no sé muy bien por qué diablos le escribí.

Me envió su número de teléfono y me pidió el mío. “Es el mismo de siempre…” pero igual se lo repetí porque lo más probable es que lo borró hace mucho tiempo. Me llamó, estuvimos largo rato conversando de lo mal que lo ha pasado y de sus proyectos en el ámbito musical. Hasta que me preguntó cómo estaba yo. No supe qué responder, sólo le dije “Ay Pela’o, ha pasado tanta agua y piedras bajo el puente…”

Finalmente quedamos de estar en contacto.

Ustedes, mis amigos, más que nadie saben lo mala que soy para hablar por teléfono. No sé si será una tranca de niñez, donde no había teléfono en mi casa, que hoy en día me cuesta tanto tomar el teléfono y llamar para saber cómo están.

Pues bien, me costó casi dos semanas para tomar valor y enviar un tímido mensaje de texto preguntando a qué hora lo podía llamar. No se rían, pero es difícil para mí enfrentarlo, así que salí por el lado fácil y le escribí. Me llamó a medio día para decirme cortésmente que lo podía llamar a las cuatro de la tarde.

No crean que el mino se las dio de gran señor y raja diablos, lo que pasa es que está haciendo clases en una Universidad y me daba miedo llamarlo justo a la mitad de su clase. Eso habría sido peor porque, lo más probable, es que deje el teléfono apagado o sin sonido, lo que me habría hecho pensar que no me quería contestar.

Bueno, en fin, finalmente quedamos de cenar juntos el sábado pasado. Esa invitación fue de lo más extraña “¿Cuándo nos vamos a juntar con la Cata?” no lo sé le respondí, porque la Cata los sábados se va con el novio “Pero entonces lleva a otra amiga… en fin, si ya estamos grandes, podemos ir solos”

¿Me tendrá miedo? ¿Le tendré miedo? ¿Qué quiso decir con eso de “si ya estamos grandes”? ¿Le estaré dando demasiadas vueltas?

No lo sé con exactitud, pero finalmente no nos juntamos, no nos llamamos y no hemos vuelto a tener contacto.

Y hablando de frases extrañas, hoy estaba justamente pensando en envalentonarme y pasar a buscarlo este sábado para ir a cenar juntos cuando me llegó un correo de Mister Right (él nunca llama por teléfono, sólo envía correos)

Quería juntarse conmigo mañana.

Yo: Imposible, tengo cosas de mina que hacer, pero podemos juntarnos el sábado

MR: No puedo, voy a estar ocupado todo el día ¿Y si nos juntamos hoy? Yo tengo un compromiso pero puedo tratar de posponerlo

Yo: Hoy aprovecho que no tengo que pasar a ningún lado para ir a comprar y llegar temprano a casa.

En fin, si creen que fui muy seca con él, que no fui flexible… la verdad es que el encabezado de su mensaje me mató el amor:

“Saludos, amiga…”

¿Por qué algunos hombres insisten en tratarnos como sus amigas si, en el fondo, somos mucho más que sus amigas?

Cuando deje de cuestionarme esto, cuando deje de tener miedo de salir sola con el Pela’o y cuando vea cómo voy a celebrar mi cumpleaños la próxima semana, veré que hago.

Como dijo Scarlett O’hara “Hoy no puedo pensar en esto, mañana será otro día”

Comentarios

Anónimo dijo…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo…
Sólo deberías tener miedo a lo que no hiciste... sus fantasmas podrían rondarte para siempre.

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