De Vacaciones Al Fin
Sí, al fin de vacaciones. Pero ¿saben qué? Preferiría estar trabajando.
No es que yo sea trabajólica, pero me siento rara al no tener nada que hacer. Me despierto casi a la misma hora de siempre, tomo desayuno, me quedo en la cama viendo televisión y a las 10:00 horas me levanto a seguir haciendo nada.
Me estoy tejiendo un chaleco. A lo mejor eso es lo único ventajoso que he estado haciendo.
Pero también he hecho otras cosas. Por ejemplo: fui al oftalmólogo... esa pasada me salió la módica suma de $200.000.- (US$400). Después se me echó a perder el computador, su arreglo me salió $30.000.- (US$70); sin embargo, no me alcanzó a durar un par de días cuando se volvió a morir. Como había estado hablando mucho con el técnico que venía a verlo a la casa (un cubano muy simpático por lo demás) estaba consciente que después de este arreglo debía cambiarlo porque ya no daba para más. Así que después de la segunda muerte no me quedó otra que meterme la mano al bolsillo y comprar uno nuevo. Eso me salió la módica suma de $160.000.- (US$355) lo que me dejó en la banca rota ¡¡¡¡ $390.000.- (US$825) en una semana!!!!
Quiero volver a trabajar, no tengo dinero ni para hacer cantar un ciego.
No, mentira, si me queda dinero suficiente como para llegar a fin de mes. Además que he estado dejando algo de dinero guardado en dólares porque, a lo mejor, no es seguro, me vaya a celebrar mi cumpleaños en Buenos Aires.
Ya sé que ultimamente he sonado muy repetitiva con el tema de Baires, pero tengo muchas ganas de ir y no lo he podido concretar.
El viernes pasado me junté con algunas de mis excompañeras del colegio. Justo elegimos el día en que el cielo parecía que se venía abajo: cayó una tormenta eléctrica sobre Santiago con una lluvia que no se veía desde mucho tiempo. Las calles estaban semi inundadas, yo casi me devuelvo a la casa pero respiré profundo, puse primera marcha y pasé sobre los ríos de lluvia, sobre el trueno y el relámpago para llegar con la Marty y la Xole al otro lado de Santiago. Sólo para no entender por qué si todas vivímos cerca nos fuimos a meter tan lejos en un día tan malo.
Bueno, son las tonteras que uno hace.
En ese encuentro descubrí muchas cosas, más bien, fui descubriendo a mis compañeras y me doy cuenta de lo rico que es juntarse con ellas de tanto en tanto y escuchar sus experiencias de vida, esas experiencias que yo no he tenido o que no voy a tener y que, sin embargo, me hacen crecer y verlas a ellas como mujeres más grandes, más maduras... pero igual de regias, estupendas y locas como lo eran hace años atrás.
¿Y Mister R.? Pues se fue el fin de semana a la playa a pasear en moto. Quedamos en vernos a la vuelta pero parece que aún no vuelve.
Y la vida sigue igual...
No es que yo sea trabajólica, pero me siento rara al no tener nada que hacer. Me despierto casi a la misma hora de siempre, tomo desayuno, me quedo en la cama viendo televisión y a las 10:00 horas me levanto a seguir haciendo nada.
Me estoy tejiendo un chaleco. A lo mejor eso es lo único ventajoso que he estado haciendo.
Pero también he hecho otras cosas. Por ejemplo: fui al oftalmólogo... esa pasada me salió la módica suma de $200.000.- (US$400). Después se me echó a perder el computador, su arreglo me salió $30.000.- (US$70); sin embargo, no me alcanzó a durar un par de días cuando se volvió a morir. Como había estado hablando mucho con el técnico que venía a verlo a la casa (un cubano muy simpático por lo demás) estaba consciente que después de este arreglo debía cambiarlo porque ya no daba para más. Así que después de la segunda muerte no me quedó otra que meterme la mano al bolsillo y comprar uno nuevo. Eso me salió la módica suma de $160.000.- (US$355) lo que me dejó en la banca rota ¡¡¡¡ $390.000.- (US$825) en una semana!!!!
Quiero volver a trabajar, no tengo dinero ni para hacer cantar un ciego.
No, mentira, si me queda dinero suficiente como para llegar a fin de mes. Además que he estado dejando algo de dinero guardado en dólares porque, a lo mejor, no es seguro, me vaya a celebrar mi cumpleaños en Buenos Aires.
Ya sé que ultimamente he sonado muy repetitiva con el tema de Baires, pero tengo muchas ganas de ir y no lo he podido concretar.
El viernes pasado me junté con algunas de mis excompañeras del colegio. Justo elegimos el día en que el cielo parecía que se venía abajo: cayó una tormenta eléctrica sobre Santiago con una lluvia que no se veía desde mucho tiempo. Las calles estaban semi inundadas, yo casi me devuelvo a la casa pero respiré profundo, puse primera marcha y pasé sobre los ríos de lluvia, sobre el trueno y el relámpago para llegar con la Marty y la Xole al otro lado de Santiago. Sólo para no entender por qué si todas vivímos cerca nos fuimos a meter tan lejos en un día tan malo.
Bueno, son las tonteras que uno hace.
En ese encuentro descubrí muchas cosas, más bien, fui descubriendo a mis compañeras y me doy cuenta de lo rico que es juntarse con ellas de tanto en tanto y escuchar sus experiencias de vida, esas experiencias que yo no he tenido o que no voy a tener y que, sin embargo, me hacen crecer y verlas a ellas como mujeres más grandes, más maduras... pero igual de regias, estupendas y locas como lo eran hace años atrás.
¿Y Mister R.? Pues se fue el fin de semana a la playa a pasear en moto. Quedamos en vernos a la vuelta pero parece que aún no vuelve.
Y la vida sigue igual...
Comentarios
Ojala tu viajecito a Buenos Aires te resulte y lo pases de rechupete.
Y lo de las ex compañeras... mmm pues no sé lo que se siente porque hace siglos que no veo a ninguna y como tampoco era muy sociable en la u... jajajaja
Saludos!