Sábado por la Noche
Los Sábados tienen una magia especial, ya sea porque sabemos que algo distinto nos va a pasar o porque esperamos que ese día nos cambie la cara de la próxima semana.
Este sábado fue altamente cansador para mí ¿La razón? Son varias:
1.- Mi mamá se fue para el sur a visitar a un tío enfermo, lo que significó que me quedé de dueña de casa, cuidando a mi papá, a mi hermana chica, al perro, la gata, los pájaros y la casa.
2.- La semana pasada trabajé más de la cuenta, mis neuronas están a punto de votar la huelga y dejarme sentada en el consultorio de un neurólogo.
3.- Me levanté temprano para poder dejar todo listo para salir fuera de Santiago a almorzar lo que, finalmente me llevó casi a la mina de El Teniente en la sexta región, sólo para volver a última hora de la tarde a mi casa con el propósito de llevar a la Isa a una fiesta y arreglármelas para no quedarme dormida hasta las 2 de la mañana y poder ir a buscarla.
Eso último fue lo más agotador, junto que me había pasado la semana entera pensando en Mister Right que no llamó en toda la santa semana. Con tanto esperar, me vino a la memoria ese dicho que dice “El que espera desespera” porque yo me estaba desesperando.
Y de tanta desesperación comencé a juntar malas vibras en contra de Mister Right
Después de dejar a la Isa en la dichosa fiesta y de haber pasado a dejar a mi hermana mayor a su casa, llamé a la Cata para saber si tenía noticias de él pero no fue así, ella tampoco sabía nada y lo que era peor, estaba en la casa de su peor es nada por lo que no podía ir hasta su casa para pasar conversando y comiendo algo (para matar las penas) hasta las dos de la mañana.
Así que, como me sentía muy enojada, decidí llamarlo yo y decirle unas cuantas cosas.
Yo “Aló?”
El “Princesita!! Que bueno que llamaste, te iba a llamar más tarde ¿qué vas hacer ahora?”
Yo “Pues nada, tengo que hacer hora hasta las dos de la mañana”
El “¿Puedes venir a mi departamento?”
No le dije que sí de un principio para hacerme de rogar un poco, así que lo hice esperar casi una hora antes de devolverme y salir con rumbo a su departamento.
(Me encanta cuando me dice princesita)
En el camino me fui pensando en todas las “verdades” que le iba a decir, en cómo le iba a sacar en cara que no me había llamado en toda la semana, la cara de pocos amigos que le iba a poner de entradita solamente.
De tanto pensar tonteras me pasé de largo y me tuve que devolver.
Me estacioné afuera del edificio, me bajé del auto, miré que mis botas negras relucieran en la noche, que el cortavientos negro estuviera bien puesto, cerré el auto y caminé cual gatita sabiendose admirada por los gatos.
Bajé los cinco escalones de piedra antes de llegar a un espacio abierto donde estaba la entrada al edificio y de pronto pisé mal y casi me caí cuan larga frente a la puerta. Me incorporé rápidamente muerta de la risa, me mordía la lengua para no reírme y tratando de recordar eso de “Siempre digna”
Conserje “Buenas noches”
Yo “Buenas noches, vengo al departamento XYXY”
Conserje “¿A quién anuncio?”
Yo “María Pilar”
Subí por el ascensor tratando de recordar todas esas frases bonitas e hirientes que ensayé durante el trayecto de mi casa hasta el departamento, toqué el timbre, puse mi mejor cara de seriedad, me paré con pinta de “Aquí te las traigo Peter” hasta que él abrió la puerta…
Me jaló al interior del departamento y sin decir una palabra me besó, me derretí y se me olvidaron todos mis discursos.
Moira “Menos mal que no te caíste, sino todavía me estaría riendo”
Yo “Sip, me mordí la lengua hasta que entré al ascensor, ni te explico el ataque de risa que tenía”
Moira “¿Y te gusta él?”
Yo “Obvio, sino no me habría derretido cual mantequilla en el sartén cada vez que me decía cosas lindas, de lo linda que soy, etc, etc, etc”
Moira “¡Qué nice él!”
Yo “Sí, me encanta cuando me dice que soy su princesita, es el único pelota que, en vez de dejarme en la puerta del departamento y sin importar la hora, baja a dejarme hasta el auto y espera a que yo me vaya antes de volver a entrar”
Moira “Entonces me quieres decir ¿para qué te sigues haciendo preguntas estúpidas y cuestionandote idioteces? Yo que tu, si lo paso bien con él, dejo que las cosas sigan tal cual y punto, el tiempo dirá”
Y como siempre, creo que la Moira tiene razón.
Y como siempre, no me resultó el “Aquí te las traigo Peter”
Este sábado fue altamente cansador para mí ¿La razón? Son varias:
1.- Mi mamá se fue para el sur a visitar a un tío enfermo, lo que significó que me quedé de dueña de casa, cuidando a mi papá, a mi hermana chica, al perro, la gata, los pájaros y la casa.
2.- La semana pasada trabajé más de la cuenta, mis neuronas están a punto de votar la huelga y dejarme sentada en el consultorio de un neurólogo.
3.- Me levanté temprano para poder dejar todo listo para salir fuera de Santiago a almorzar lo que, finalmente me llevó casi a la mina de El Teniente en la sexta región, sólo para volver a última hora de la tarde a mi casa con el propósito de llevar a la Isa a una fiesta y arreglármelas para no quedarme dormida hasta las 2 de la mañana y poder ir a buscarla.
Eso último fue lo más agotador, junto que me había pasado la semana entera pensando en Mister Right que no llamó en toda la santa semana. Con tanto esperar, me vino a la memoria ese dicho que dice “El que espera desespera” porque yo me estaba desesperando.
Y de tanta desesperación comencé a juntar malas vibras en contra de Mister Right
Después de dejar a la Isa en la dichosa fiesta y de haber pasado a dejar a mi hermana mayor a su casa, llamé a la Cata para saber si tenía noticias de él pero no fue así, ella tampoco sabía nada y lo que era peor, estaba en la casa de su peor es nada por lo que no podía ir hasta su casa para pasar conversando y comiendo algo (para matar las penas) hasta las dos de la mañana.
Así que, como me sentía muy enojada, decidí llamarlo yo y decirle unas cuantas cosas.
Yo “Aló?”
El “Princesita!! Que bueno que llamaste, te iba a llamar más tarde ¿qué vas hacer ahora?”
Yo “Pues nada, tengo que hacer hora hasta las dos de la mañana”
El “¿Puedes venir a mi departamento?”
No le dije que sí de un principio para hacerme de rogar un poco, así que lo hice esperar casi una hora antes de devolverme y salir con rumbo a su departamento.
(Me encanta cuando me dice princesita)
En el camino me fui pensando en todas las “verdades” que le iba a decir, en cómo le iba a sacar en cara que no me había llamado en toda la semana, la cara de pocos amigos que le iba a poner de entradita solamente.
De tanto pensar tonteras me pasé de largo y me tuve que devolver.
Me estacioné afuera del edificio, me bajé del auto, miré que mis botas negras relucieran en la noche, que el cortavientos negro estuviera bien puesto, cerré el auto y caminé cual gatita sabiendose admirada por los gatos.
Bajé los cinco escalones de piedra antes de llegar a un espacio abierto donde estaba la entrada al edificio y de pronto pisé mal y casi me caí cuan larga frente a la puerta. Me incorporé rápidamente muerta de la risa, me mordía la lengua para no reírme y tratando de recordar eso de “Siempre digna”
Conserje “Buenas noches”
Yo “Buenas noches, vengo al departamento XYXY”
Conserje “¿A quién anuncio?”
Yo “María Pilar”
Subí por el ascensor tratando de recordar todas esas frases bonitas e hirientes que ensayé durante el trayecto de mi casa hasta el departamento, toqué el timbre, puse mi mejor cara de seriedad, me paré con pinta de “Aquí te las traigo Peter” hasta que él abrió la puerta…
Me jaló al interior del departamento y sin decir una palabra me besó, me derretí y se me olvidaron todos mis discursos.
Moira “Menos mal que no te caíste, sino todavía me estaría riendo”
Yo “Sip, me mordí la lengua hasta que entré al ascensor, ni te explico el ataque de risa que tenía”
Moira “¿Y te gusta él?”
Yo “Obvio, sino no me habría derretido cual mantequilla en el sartén cada vez que me decía cosas lindas, de lo linda que soy, etc, etc, etc”
Moira “¡Qué nice él!”
Yo “Sí, me encanta cuando me dice que soy su princesita, es el único pelota que, en vez de dejarme en la puerta del departamento y sin importar la hora, baja a dejarme hasta el auto y espera a que yo me vaya antes de volver a entrar”
Moira “Entonces me quieres decir ¿para qué te sigues haciendo preguntas estúpidas y cuestionandote idioteces? Yo que tu, si lo paso bien con él, dejo que las cosas sigan tal cual y punto, el tiempo dirá”
Y como siempre, creo que la Moira tiene razón.
Y como siempre, no me resultó el “Aquí te las traigo Peter”
Comentarios
Te dejo un besazo.
Hasta pronto...