Mucha Tele...
Las personas como yo nos ilusionamos muy a menudo. Más seguido de lo que queremos y de lo que somos capaces de reconocer.
Yo no sé si será la influencia de la televisión, de las novelas o simplemente nuestra naturaleza nos hace soñar despiertas más seguido que a las personas más racionales.
Nunca le he escuchado decir ni a la Moira ni a la Cata que estén construyendo castillos en el aire, en cambio yo, vivo en ellos.
Para qué les voy a contar los porrazos que me he dado con esto de dármelas de arquitecto en las nubes. Tampoco puedo decir si uno fue más duro que el otro, porque todos son distintos, todos duelen igual y de ninguno creo haber aprendido.
Esta semana fue bastante dura para mí en el ámbito laboral; partí con un lunes gris pues mi estado anímico después de la linda noche que me regaló el amigo de la Cata hizo que me sumiera en el abismo de los recuerdos y un sinfín de sensaciones que hacía mucho tiempo que no sentía. Para arreglar dicho estado, tuve que decir que no a una invitación para el viernes que ya pasó, era a un asado con gente de la empresa. No quise ir porque habían ocurrido algunos roces entre un par de personajes y yo y no me sentía con ánimo de ir a un lugar donde me sentía persona non-grata.
Luego, para arreglar todo esto, me quedé sola en el trabajo con las 6 líneas telefónicas porque mi compañera de labores se fue con licencia. Así que el buque nuevamente quedó a mi dirección mientras todos los hombres a mi alrededor me miran para saber qué tienen que hacer. Todavía no puedo entender que en una empresa donde la mayoría son hombres, en un rubro de hombres, tenga que ser una mujer la que dirija los hilos para que ellos se sientan seguros. Bueno, problema de ellos también.
Llegó el viernes y del susodicho ni luces.
El viernes me sentía profundamente cansada, sin ánimos de nada, lo único que quería era acostarme y descansar. Llamé a la Cata y hablamos por mucho rato con respecto a todo lo que a ella le está pasando con su actual novio y de todos los sentimientos encontrados que tengo yo con su amigo. Por que la Cata le envío un mensaje a su celular y no lo contestó, luego yo lo llamé ese mismo día por la noche y tampoco contestó, lo llamó la Cata e ídem. Bastante raro por lo que me dijo pues siempre devuelve las llamadas…
Me quedé dormida con la luz del velador encendida y con la música también encendida. Y fue en ese lapso de tiempo entre la noche y el amanecer cuando mi mente comenzó a volar y comencé a odiarme nuevamente por estar pensando cosas que no son realidad, o que nadie dice que puedan llegar a ser realidad.
Entonces el sábado vi el mensaje de uno de ustedes “pues llámalo, y si estás interesada, insiste” Volví a tomar valor y lo llamé temprano, justo antes de salir y… oh! sorpresa… el teléfono estaba apagado… Como la frasecita esa no se me quitó de la mente, cuando volví a casa unas tres horas más tarde, lo volví a llamar, pero esta vez le dejé un estúpido mensaje en el buzón de voz; era tan estúpido el mensaje que estaba enojada conmigo frente al computador pensando en las 25.000 frases adecuadas que pude decir en vez de esa cuando sonó mi teléfono y era él.
Como todo hombre que se precie de tal, dio las mil y una disculpas por no haberme llamado antes (¡qué típico! Pensé yo) y estuvimos hablando más de media hora de cosas muy simples: el típico qué hiciste en la semana, cómo te va en el trabajo y bla, bla, bla… conversación para conocerse más y nada más que eso.
Lo único que me falló es que el muñeco tenía planes para el sábado por la noche y no eran precisamente conmigo sino que tenía la inauguración de la casa de un amigo. No importa, pensé, igual tengo que inventar algo porque tenía que hacer hora hasta las dos de la mañana para ir a buscar a mi hermana chica.
Y la Cata salvó mi noche, quedándose en su casa para que yo pudiera ir a conversar con ella, a comer pizza, tomar vino rosé y cantar con unos dvd’s de karaoke que llevé que, al final, no usamos.
Y dieron las tres de la mañana, yo ya de vuelta en mi casa con cabra chica y todo, y el sueño lejos de mí lo que hizo que mi mente volviera a perderse en un mundo surrealista donde yo soy la princesita y él el caballero andante que me rescatará de todos los males de este mundo.
Un momento, paren esta cosa. Nadie puede seguir pensando que el mundo es color de rosa y que las cosas suceden igual que en la televisión. Porque el mundo es cruel y la realidad mucho peor.
Bueno, pero a nadie le hace mal soñar un poquito de vez en cuando, total, como dijeron una vez por ahí en una de tantas películas que me gustan ver de vez en vez “El hombre es el único ser vivo en todo el universo que tiene la capacidad de soñar y hacer realidad sus sueños”
Yo no sé si será la influencia de la televisión, de las novelas o simplemente nuestra naturaleza nos hace soñar despiertas más seguido que a las personas más racionales.
Nunca le he escuchado decir ni a la Moira ni a la Cata que estén construyendo castillos en el aire, en cambio yo, vivo en ellos.
Para qué les voy a contar los porrazos que me he dado con esto de dármelas de arquitecto en las nubes. Tampoco puedo decir si uno fue más duro que el otro, porque todos son distintos, todos duelen igual y de ninguno creo haber aprendido.
Esta semana fue bastante dura para mí en el ámbito laboral; partí con un lunes gris pues mi estado anímico después de la linda noche que me regaló el amigo de la Cata hizo que me sumiera en el abismo de los recuerdos y un sinfín de sensaciones que hacía mucho tiempo que no sentía. Para arreglar dicho estado, tuve que decir que no a una invitación para el viernes que ya pasó, era a un asado con gente de la empresa. No quise ir porque habían ocurrido algunos roces entre un par de personajes y yo y no me sentía con ánimo de ir a un lugar donde me sentía persona non-grata.
Luego, para arreglar todo esto, me quedé sola en el trabajo con las 6 líneas telefónicas porque mi compañera de labores se fue con licencia. Así que el buque nuevamente quedó a mi dirección mientras todos los hombres a mi alrededor me miran para saber qué tienen que hacer. Todavía no puedo entender que en una empresa donde la mayoría son hombres, en un rubro de hombres, tenga que ser una mujer la que dirija los hilos para que ellos se sientan seguros. Bueno, problema de ellos también.
Llegó el viernes y del susodicho ni luces.
El viernes me sentía profundamente cansada, sin ánimos de nada, lo único que quería era acostarme y descansar. Llamé a la Cata y hablamos por mucho rato con respecto a todo lo que a ella le está pasando con su actual novio y de todos los sentimientos encontrados que tengo yo con su amigo. Por que la Cata le envío un mensaje a su celular y no lo contestó, luego yo lo llamé ese mismo día por la noche y tampoco contestó, lo llamó la Cata e ídem. Bastante raro por lo que me dijo pues siempre devuelve las llamadas…
Me quedé dormida con la luz del velador encendida y con la música también encendida. Y fue en ese lapso de tiempo entre la noche y el amanecer cuando mi mente comenzó a volar y comencé a odiarme nuevamente por estar pensando cosas que no son realidad, o que nadie dice que puedan llegar a ser realidad.
Entonces el sábado vi el mensaje de uno de ustedes “pues llámalo, y si estás interesada, insiste” Volví a tomar valor y lo llamé temprano, justo antes de salir y… oh! sorpresa… el teléfono estaba apagado… Como la frasecita esa no se me quitó de la mente, cuando volví a casa unas tres horas más tarde, lo volví a llamar, pero esta vez le dejé un estúpido mensaje en el buzón de voz; era tan estúpido el mensaje que estaba enojada conmigo frente al computador pensando en las 25.000 frases adecuadas que pude decir en vez de esa cuando sonó mi teléfono y era él.
Como todo hombre que se precie de tal, dio las mil y una disculpas por no haberme llamado antes (¡qué típico! Pensé yo) y estuvimos hablando más de media hora de cosas muy simples: el típico qué hiciste en la semana, cómo te va en el trabajo y bla, bla, bla… conversación para conocerse más y nada más que eso.
Lo único que me falló es que el muñeco tenía planes para el sábado por la noche y no eran precisamente conmigo sino que tenía la inauguración de la casa de un amigo. No importa, pensé, igual tengo que inventar algo porque tenía que hacer hora hasta las dos de la mañana para ir a buscar a mi hermana chica.
Y la Cata salvó mi noche, quedándose en su casa para que yo pudiera ir a conversar con ella, a comer pizza, tomar vino rosé y cantar con unos dvd’s de karaoke que llevé que, al final, no usamos.
Y dieron las tres de la mañana, yo ya de vuelta en mi casa con cabra chica y todo, y el sueño lejos de mí lo que hizo que mi mente volviera a perderse en un mundo surrealista donde yo soy la princesita y él el caballero andante que me rescatará de todos los males de este mundo.
Un momento, paren esta cosa. Nadie puede seguir pensando que el mundo es color de rosa y que las cosas suceden igual que en la televisión. Porque el mundo es cruel y la realidad mucho peor.
Bueno, pero a nadie le hace mal soñar un poquito de vez en cuando, total, como dijeron una vez por ahí en una de tantas películas que me gustan ver de vez en vez “El hombre es el único ser vivo en todo el universo que tiene la capacidad de soñar y hacer realidad sus sueños”
Comentarios
Un soñador, que despierta cada mañana.
Ah, aqui en España, ahora los Ibericos son los embutidos ( chacinas de cerdo) de muy buena calidad...
Y cerdo no soy!!!! jajajaja
Es que será genial ver post romanticones despues si sale todo bien...asi que suerte y saludos!