Happy Hour...
Yo creo que todos saben que quiero mucho a la Moira... y por eso sigo sus consejos y los hago extensivos a la Cata... pero el viernes sus consejos me hicieron una mala pasada.
De tanto insistir que debo cambiar los lugares donde voy para conocer gente nueva, de tanto decirme que en el Licity de Vespucio una compañera de trabajo había encontrado al tipo ideal, le hice caso y arrastré a la Cata en esta aventura de viernes y happy hour, sí, porque se suponía que debía ir a la hora del happy hour porque esa es la hora clave para encontrar minos solos, sin pareja, interesantes que pasan despues del trabajo con sus compañeros solteros también a tomarse un traguito antes de volver a la casa a descansar como niños buenos.
Ok, partí con la Cata como a eso de las 10 de la noche con mi mejor pinta sintiendome una linda gatita lista para dar el zarpaso a la primera presa interesante que se me pasara por delante.
Entré tratando de ver en esa semi oscuridad en la que mantienen estos lugares, con velitas que apenas te dejan leer la carta de tragos... había un grupo grande de hombres al lado derecho, otro más pequeño al lado izquierdo pegado a la pista de baile... pero ninguna mesa disponible cerca de ellos. Entonces pensé que sería buena idea instalarnos cerca de la barra donde aún quedaban mesas, no era lejos y estaba un poco más iluminado que el resto.
Como tengo estrictamente prohibido probar una caipirinha en tierra chilena, pedí un mojito igual que la Cata. Todo bien, habíamos catado ya a los tipos que teníamos cerca y había un par de candidatos perfectos hasta...
¿Por qué estas cosas me tiene que pasar a mí no más?
Llegaron ellos: los jotes.
Y para peor se instalaron al lado nuestro... sí, al lado... y en un número no inferior a 10.
No habían pasado ni 10 minutos cuando el primero se levantó para pedirnos que nos sentaramos con ellos: ni cagando le dije a la Cata. Otros 10 minutos y ya querían una foto con nosotras, yo ni miraba para no asustarlos con mi cara de 10 metros, al fin y al cabo estaban demostrando que eramos tan deseables que valía la pena hacer el loco por nosotras (si, no se rían, andaba con la autoestima por las nubes, así que no me la bajen), pero me tenían incomoda.
Bueno, llegó el principe azul vestido de negro con jeans y camisa blanca, con actitud interesante y su correspondiente séquito de subditos, todos interesantes y sin minas de por medio. Se instaló en la barra a pocos metros míos a tomarse una cerveza en la botella mientras miraba con ojos lejanos todo a su alrededor... ¡¡perfecto!!
En el escenario una banda tocaba buenos temas de los 80's que todos coreaban y comenzaban a bailar. El miraba de vez en cuando y yo me hacía la loca... y en eso... zas!!! los jotes otra vez...
"Ya poh" decían "vamos a bailar" e insistían e insistian, hasta que uno, de unos 45 años , se le ocurrío la brillante idea de arrodillarse ante mí para que yo saliera a bailar con él. Ahí a mí me dió ataque y me empezó a dar unas ganas de pegarle un combo en plena cara... pero como soy una dama me aguanté hasta que le dije a la Cata que nos fueramos.
Yo sé que las intenciones de la Moira son super buenas, es más, ella me lo dice todo siempre con mucho cariño... pero socia no me lo tome a mal pero tengo ganas de matarte porque gasté plata sólo para que unos jotes desgraciados me jotearan toda la noche mientras esperaba a Mister Right...
De tanto insistir que debo cambiar los lugares donde voy para conocer gente nueva, de tanto decirme que en el Licity de Vespucio una compañera de trabajo había encontrado al tipo ideal, le hice caso y arrastré a la Cata en esta aventura de viernes y happy hour, sí, porque se suponía que debía ir a la hora del happy hour porque esa es la hora clave para encontrar minos solos, sin pareja, interesantes que pasan despues del trabajo con sus compañeros solteros también a tomarse un traguito antes de volver a la casa a descansar como niños buenos.
Ok, partí con la Cata como a eso de las 10 de la noche con mi mejor pinta sintiendome una linda gatita lista para dar el zarpaso a la primera presa interesante que se me pasara por delante.
Entré tratando de ver en esa semi oscuridad en la que mantienen estos lugares, con velitas que apenas te dejan leer la carta de tragos... había un grupo grande de hombres al lado derecho, otro más pequeño al lado izquierdo pegado a la pista de baile... pero ninguna mesa disponible cerca de ellos. Entonces pensé que sería buena idea instalarnos cerca de la barra donde aún quedaban mesas, no era lejos y estaba un poco más iluminado que el resto.
Como tengo estrictamente prohibido probar una caipirinha en tierra chilena, pedí un mojito igual que la Cata. Todo bien, habíamos catado ya a los tipos que teníamos cerca y había un par de candidatos perfectos hasta...
¿Por qué estas cosas me tiene que pasar a mí no más?
Llegaron ellos: los jotes.
Y para peor se instalaron al lado nuestro... sí, al lado... y en un número no inferior a 10.
No habían pasado ni 10 minutos cuando el primero se levantó para pedirnos que nos sentaramos con ellos: ni cagando le dije a la Cata. Otros 10 minutos y ya querían una foto con nosotras, yo ni miraba para no asustarlos con mi cara de 10 metros, al fin y al cabo estaban demostrando que eramos tan deseables que valía la pena hacer el loco por nosotras (si, no se rían, andaba con la autoestima por las nubes, así que no me la bajen), pero me tenían incomoda.
Bueno, llegó el principe azul vestido de negro con jeans y camisa blanca, con actitud interesante y su correspondiente séquito de subditos, todos interesantes y sin minas de por medio. Se instaló en la barra a pocos metros míos a tomarse una cerveza en la botella mientras miraba con ojos lejanos todo a su alrededor... ¡¡perfecto!!
En el escenario una banda tocaba buenos temas de los 80's que todos coreaban y comenzaban a bailar. El miraba de vez en cuando y yo me hacía la loca... y en eso... zas!!! los jotes otra vez...
"Ya poh" decían "vamos a bailar" e insistían e insistian, hasta que uno, de unos 45 años , se le ocurrío la brillante idea de arrodillarse ante mí para que yo saliera a bailar con él. Ahí a mí me dió ataque y me empezó a dar unas ganas de pegarle un combo en plena cara... pero como soy una dama me aguanté hasta que le dije a la Cata que nos fueramos.
Yo sé que las intenciones de la Moira son super buenas, es más, ella me lo dice todo siempre con mucho cariño... pero socia no me lo tome a mal pero tengo ganas de matarte porque gasté plata sólo para que unos jotes desgraciados me jotearan toda la noche mientras esperaba a Mister Right...
Comentarios
rico pero superficial...